La llegada al poder de políticos de izquierda en las principales economías de la región latinoamericana configura el escenario geopolítico mundial: ¿qué intereses tiene esta nueva camada de líderes sociales y dónde se encuentran?
El viraje de América Latina hacia la izquierda es una realidad insoslayable. El tema no es menor. Desde hace al menos una década los países latinoamericanos representan una oportunidad única de inversión para las grandes potencias. Son 654 millones de habitantes que ofrecen no sólo un atractivo mercado, sino una gran plataforma de recursos naturales. Por eso en Europa y Estados Unidos siguen con detalle a los gobernantes latinoamericanos.
Recientemente, el diario alemán Welt publicó un artículo titulado: El deslizamiento hacia la izquierda: un problema creciente para Europa. Según el medio, la tendencia izquierdista latinoamericana sólo beneficia a un país: China.
«El hecho de que las cinco economías más importantes de América Latina puedan ser pronto gobernadas por la izquierda refleja también la gran desconfianza que existe hacia Europa y Estados Unidos. Una evolución que China está aprovechando hábilmente para sus propios fines», reflexiona el autor del artículo, Von Tobias Käufer.
Las cinco potencias latinoamericanas a las que se refiere son México, Argentina, Chile, Colombia y Brasil. En esta última nación todavía gobierna el derechista Jair Bolsonaro, pero en pocas semanas serán las elecciones presidenciales y las encuestas le otorgan una considerable ventaja a Lula da Silva, quien ya fue mandatario del país sudamericano de 2003 a 2010.
Los triunfos de la izquierda en América Latina han sucedido como efecto dominó. Primero fue el mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien obtuvo una victoria histórico en 2018. Hoy sus índices de popularidad son altos: un sondeo del diario nacional El Financiero le da 56% de aprobación ciudadana.
En Argentina, Alberto Fernández se convirtió en presidente en 2019. Su reto es mayúsculo: reestructurar la deuda del país ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y en Chile, el exlíder estudiantil, Gabriel Boric, asumió la Presidencia en marzo pasado, convirtiéndose en el presidente más joven de América Latina. En Colombia también se sintieron los vientos de cambio. Hace unas semanas fue la asunción de Gustavo Petro, luchador social de gran tradición y quien ha arribado al poder con ideas progresistas que distan mucho de sus antecesores. Todo este escenario político es el que inquieta en Europa.
«Los primeros expertos ya hablan de una ‘República Popular de América Latina’. Y eso también tendría consecuencias para Europa y Estados Unidos», señala el artículo.