El expresidente Donald Trump sigue hoy en el centro de la discusión política estadounidense ante un nuevo capítulo de la saga relacionada con el allanamiento del Buró Federal de Investigaciones (FBI) a su residencia en Florida.
Este jueves, un juez federal se manifestó a favor de divulgar al menos una parte de la declaración utilizada la semana pasada por el FBI para solicitar el registro en la mansión Mar-a-Lago, club utilizado como residencia por el exgobernante.
Creo que hay partes del documento que se pueden publicar, dijo el magistrado Bruce Reinhart, aunque Jay Bratt, abogado representante del Departamento de Justicia, se refirió a la necesidad de mantener ocultos los detalles para evitar poner en peligro una investigación que aún se encuentra en sus “etapas iniciales”.
No obstante, el juez pidió a la Fiscalía presentar el próximo jueves ese texto con las tachaduras que considere oportunas para salvaguardar la pesquisa y a partir de entonces el letrado tomará una decisión sobre la divulgación o no del documento.
El operativo en Mar-a-Lago, realizado el lunes 8 de agosto en busca de material oficial clasificado, provocó una rápida condena por parte de algunos republicanos, que respaldaron el mensaje de Trump de que el Departamento de Justicia era utilizado con fines políticos en contra del exmandatario.
El objetivo era encontrar archivos confidenciales que aparentemente Trump se llevó de la Casa Blanca al terminar su mandato, con lo cual habría violado la Ley de Espionaje, entre otros delitos.
El magnate no sólo se encuentra en el foco político y mediático por la búsqueda del FBI, sino porque está bajo escrutinio en otra serie de pesquisas relacionadas con sus negocios y también con sus intentos por mantenerse en el poder pese a su derrota en las urnas en las presidenciales de 2020.
Los conflictos legales no impidieron que en las últimas semanas Trump reafirmara su influencia mayoritaria dentro de las filas republicanas, donde existen fisuras, pero aún así varios candidatos que él apoyó en las primarias ganaron las nominaciones.
El caso más conocido es el de la representante Liz Cheney, quien es considerada el látigo de Trump dentro del Congreso y resultó derrotada en las primarias del martes pasado en Wyoming por Harriet Hageman, una abogada que apoya las falsas teorías sobre fraude electoral en 2020.
Cheney es parte de una corriente antitrumpista dentro las fuerzas republicanas que, junto con demócratas y otros opositores examinan las posibles consecuencias de la investigación criminal contra Trump por el Departamento de Justicia bajo la cual el FBI realizó el registro.
El magnate está furioso, según especulan observadores, y quiere saber si alguien de su círculo cercano cooperó con los agentes para proporcionar información.
Entretanto, este jueves también fue noticia que Allen Weisselberg, exdirector financiero de la empresa inmobiliaria del expresidente, admitió su participación en un plan de fraude fiscal y el impago de casi dos millones de dólares en impuestos durante más de una década a través de la Organización Trump.
A eso se añade que el exabogado personal del antiguo gobernante, Rudy Giuliani, está citado ante un gran jurado en Atlanta para declarar en torno a los esfuerzos para manipular los resultados electorales de noviembre de 2020 en Georgia.
El jaque al presidente número 45 se da por varios frentes, aunque hasta ahora ninguna de las investigaciones que lo amenazan disminuyeron su atractivo ante sus simpatizantes aun cuando existen motivos para creerlo autor de varios delitos.