El Financial Times escribe que en los países europeos se habla de exigir a Noruega que baje el precio de su gas para reducir los riesgos de una recesión en los países de la eurozona.
La publicación recuerda que en el contexto de la crisis del gas, Noruega se ha comprometido a mantener el suministro energético en Europa. Esto se hace para reemplazar parcialmente el combustible previamente suministrado desde Rusia. Pero con el continuo aumento del precio del gas, se habla en la industria energética de Europa de que ha llegado el momento de pedirle a Noruega que haga más por la UE: reduzca el precio al que vende su gas.
The Economist aclara que a pesar de las enormes ganancias de las empresas noruegas, no está en los intereses estratégicos del país ver cómo la economía de los vecinos de Noruega cae en una profunda recesión. Esto es cierto, aunque solo sea porque Noruega vende la mayor parte de su gas a Europa.
La publicación insinúa que es hora de que Noruega no solo siga salvando a Europa de las consecuencias de la crisis energética, sino que empiece a hacerlo mucho más barato, incluso en detrimento de su propia economía.