Luego de que la Unión Europea y Estados Unidos buscaran catalogar a Rusia como comerciante de diamantes de sangre, Moscú rechazó su inclusión en la lista y dijo apegarse al proceso de Kimberley.
Occidente ha estado intentando designar los diamantes rusos como ‘diamantes de conflicto’ debido a la operación militar en Ucrania, informa The New York Times, y hace una referencia a la carta de George Cajati, un funcionario del Departamento de Estado de EE.UU., que fue enviada en mayo al presidente del Proceso de Kimberley, una organización internacional creada por resolución de las Naciones Unidas para prevenir el flujo de diamantes conflictivos.
La Unión Europea, Canadá y otros países occidentales, así como Ucrania y varias organizaciones activistas, se han unido a peticiones similares para que el Proceso de Kimberley discuta las implicaciones de la operación especial de Rusia en Ucrania, incluyendo si las gemas rusas deben considerarse diamantes de conflicto.
«Rusia siempre fue y seguirá siendo estrictamente un responsable participante en el proceso de Kimberley», declaró el Ministerio de Finanzas ruso.
«Los intentos de poner en duda el pleno cumplimiento por parte de Rusia del sistema de certificación del proceso de Kimberley son infundados y especulativos«, abundó la dependencia rusa.
También conocidos como diamantes de sangre, los diamantes de conflicto se consideran comúnmente como gemas vendidas para financiar un conflicto bélico. El Proceso de Kimberley los define de forma más específica, como «diamantes en bruto utilizados por movimientos rebeldes o sus aliados para financiar conflictos destinados a socavar gobiernos legítimos«. Sin embargo, el término «movimiento rebelde» no describe con exactitud a Rusia, escribe NYT.
Los funcionarios de este país se oponen con vehemencia a etiquetar los diamantes del país como gemas conflictivas. Consideran que los esfuerzos de los gobiernos occidentales por hacerlo son «demagogia política», según una declaración del servicio de prensa del Ministerio de Finanzas de Rusia.
El proceso de Kimberley es un sistema que garantiza a los compradores de diamantes que las piedras preciosas que adquiere no proceden de países con conflictos bélicos, conocidos como diamantes de sangre.
Este sistema de garantías fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y determina que los involucrados en el mercado de diamantes exijan cláusulas de desvinculación con conflictos bélicos, según información del Instituto Gemológico Español (IGE).
La certificación Kimberley en Rusia está basada en el sistema vigente de control de producción y exportación de diamantes, explicó Moscú en rechazo a la postura occidental y agregó que la región de Yakutia, que concentra el 90% de la producción rusa de estas piedras preciosas, basa su desarrollo en este comercio.
Rusia agregó que lleva cinco años solicitando la revisión de su apego al proceso de Kimberley para mejorarlo, por lo que calificó de desinformados a los autores occidentales de la iniciativa de catalogación de diamantes de sangre.
En el marco de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos contra Rusia, Washington sancionó ya a la firma estatal Alrosa, la mayor productora de diamantes del mundo que abarca el 33,3% del mercado internacional, y vetó la importación de sus piedras.
Los certificados de origen del proceso de Kimberley, en el que participan 82 países, buscan evitar el contrabando de diamantes y que su mercado financie conflictos bélicos y a organizaciones terroristas, principalmente en África.
Países como China, Turquía, Bielorrusia, Kazajistán y la India, este último donde se trabaja y talla la mayoría de diamantes rusos, podrían vetar la iniciativa de Estados Unidos y la Unión Europea.