MOSCÚ — El flujo de drogas desde Afganistán a los países de Asia Central se ha incrementado significativamente desde que el movimiento talibán (bajo sanciones de la ONU por actividad terrorista) llegó al poder, a pesar de su intención de luchar contra la producción de estupefacientes, dijo a Sputnik Vladímir Tarabrin.
«Desde que llegó al poder en agosto de 2021, el movimiento talibán anunció sus planes de luchar contra las drogas. El 3 de abril de 2022, las nuevas autoridades anunciaron la prohibición del cultivo de la amapola, así como de la producción y tráfico de todo tipo de drogas. Sin embargo, no se convirtió en un obstáculo para la recolección de amapola en el sur del país en la segunda quincena de abril y su posterior transporte», dijo Tarabrin, director del Ministerio de Exteriores de Rusia para los nuevos desafíos y las amenazas.
Subrayó que «al mismo tiempo, se registra un aumento significativo del tráfico de drogas por la ‘ruta norte'».
Según el diplomático, en Tayikistán se incautaron 14,5 veces más drogas afganas en el primer trimestre de 2022 en comparación con el mismo período del año anterior.
«Según las estimaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en Afganistán se produjeron unas 6.800 toneladas equivalentes de opio en 2021, el volumen de ingresos por drogas alcanzó el 14% del PIB del país», dijo Tarabrin.
El diplomático también afirmó que la congelación de los activos de Afganistán por parte de Occidente paralizó el sector bancario y los ámbitos relacionados de la economía del país.
«En estas difíciles condiciones, el cultivo de adormidera y la producción de drogas siguen siendo casi la única fuente de ingresos para la población afgana», subrayó.
Agregó que «dada la sequía, la falta de semillas y fertilizantes, las perspectivas de su sustitución por cultivos legales son apenas visibles».
El 15 de agosto de 2021, los talibanes tomaron Kabul precipitando la huida del presidente Ashraf Ghani y poniendo fin a dos décadas de presencia militar de EEUU y otros países de la OTAN.
A principios de septiembre pasado, los talibanes formaron un gobierno interino liderado por Mohammad Hassan Akhund, uno de los fundadores del movimiento que sigue sujeto a las sanciones de la ONU por actividad terrorista.