La Embajada de Rusia en Estados Unidos alertó sobre una posible confrontación directa entre potencias nucleares si Washington no toma en cuenta la seguridad y los intereses de otras naciones con las que no coincide ideológica o políticamente.
Luego de que la Casa Blanca acusara que Moscú no se adhiere a los compromisos y acciones de una potencia nuclear responsable, la Embajada de Rusia en Washington criticó que el señalamiento fuera hecho por el país que en 1945 lanzó bombas atómicas contra la población civil de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
La oficina diplomática rusa instó al país norteamericano a «examinar más de cerca su propia política nuclear en lugar de hacer acusaciones infundadas contra países cuya visión del mundo no coincide con la de Estados Unidos».
«Actualmente, Estados Unidos sigue actuando sin tener en cuenta la seguridad y los intereses de otros países, lo que contribuye a aumentar los riesgos nucleares. Los movimientos estadounidenses para seguir participando en una confrontación híbrida con Rusia en el contexto de la crisis de Ucrania están plagados de una escalada imprevisible y de un choque militar directo de potencias nucleares», advirtió la Embajada rusa mediante un comunicado difundido en Telegram.
La representación diplomática insistió en que la Federación de Rusia cumple sus compromisos como Estado poseedor de armas nucleares y se esfuerza por reducir los riesgos de un conflicto nuclear.
En ese sentido, recordó que las bombas atómicas que cayeron sobre el pueblo japonés en la recta final de la Segunda Guerra Mundial se cobró la vida de más de 450.000 personas, hasta el punto de borrar de la faz de la Tierra a las urbes de Hiroshima y Nagasaki.
«La retirada unilateral de Estados Unidos del Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance y la denuncia de la participación en el Tratado de Cielos Abiertos han supuesto un importante golpe para los regímenes de transparencia y control de misiles nucleares», recordó la Embajada de Rusia en Washington.
La postura del país gobernado por el presidente Vladímir Putin sucede en medio de tensiones armadas en las inmediaciones de la central nuclear de Zaporiyia, en el este de Ucrania, como parte de las reacciones de Kiev a la operación militar especial de desmilitarización que inició Moscú el pasado 24 de febrero en territorio ucraniano.
Rusia asegura que las fuerzas armadas de Kiev han realizado bombardeos y ataques muy cerca de esta instalación nuclear, lo cual podría desatar afectaciones de gran envergadura en la región.
Desde inicios de agosto, las tropas ucranianas han intensificado los ataques sobre la zona. Moscú apunta a las amenazas de seguridad provocadas por los bombardeos ucranianos y llama a Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a presionar a Kiev para que se detengan las agresiones.
El 15 de agosto, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, sostuvieron una conversación telefónica para hablar sobre la seguridad de la central nuclear de Zaporiyia.
La central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, se encuentra a las afueras de la ciudad de Energodar.