La necedad de EEUU en Taiwán podría causar catástrofes armadas y ambientales

 

La visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, agudiza las tensiones entre Pekín y Washington en un momento delicado en la región Asia-Pacífico, donde China ya realiza pruebas militares con fuego real.
Un retroceso mundial en la lucha contra el cambio climático y un error de cálculo en las pruebas militares chinas. Esos dos son los mayores riesgos que corre el mundo debido a la obstinación de la Administración de Joe Biden al no escuchar las advertencias de Pekín y evitar que la legisladora demócrata visitara la isla, que desde hace años representa un punto medular para la unificación china.
Expertos consultados por Sputnik concuerdan en que el conflicto aún diplomático entre Estados Unidos y China no puede llegar en peor momento, cuando el planeta se enfrenta a sequías históricas, falta de agua y olas de calor que hicieron que Londres pareciera un puerto tropical, sólo que sin arena, sin brisas frescas y sin mares azul turquesa.
Una de las consecuencias de la visita de Pelosi fue la suspensión de la cooperación entre Washington y Pekín en dos asuntos clave: el medio ambiente y las reuniones militares. Y esto es particularmente grave porque ambos países emiten el 44% de los gases de efecto invernadero que ocasionan el cambio climático, de acuerdo con datos de Rhodium Group y de la BP Statistical Review of World Energy 2021.

«El calentamiento del planeta se debe al exceso de gases de efecto invernadero causado por la quema de combustibles fósiles. Y en este aspecto, Estados Unidos y China son los dos grandes generadores de contaminantes en el mundo», observa en entrevista Benjamín Martínez López, investigador del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y doctor en Ciencias Naturales por la Universidad de Hamburgo (Alemania).

Un desacuerdo que afecta a todo el planeta
La lucha para retrasar el cambio climático es más urgente que nunca, ya que en todas las latitudes se viven fenómenos meteorológicos cada vez más intensos, así como climas de creciente agresividad y imprevisibilidad: los lugares secos se vuelven más secos y, los húmedos, más húmedos, observa Martínez López.
Por ello, las tensiones entre chinos y estadounidenses no convienen a nadie. Sin la contribución ni el compromiso de estos dos Gobiernos, la mitigación de las consecuencias del cambio climático se vislumbra complicada.

«[La situación actual] genera desanimo a nivel internacional porque la ambiental era una de las pocas áreas donde la relación bilateral parecía avanzar en la misma dirección. Incluso ambos países tienen políticas que se orientan a reducir las emisiones de dióxido de carbono para 2030. [La suspensión de la cooperación entre China y Estados Unidos] se da a unos meses de que se lleve a cabo la COP27 de la ONU, en Egipto, donde es posible que se responsabilice a ambos Gobiernos por obstaculizar los avances en contra del cambio climático en un contexto internacional muy complicado», asegura en entrevista Michelle Calderón, maestra en estudios de Asia y África con especialidad en China por el Colegio de México (Colmex).

Tan solo en 2020, año de inicio de la pandemia de COVID-19, China emitió 9.899 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), mientras que Estados Unidos 4.457 millones, según el reporte BP Statistical Review of World Energy 2021.
«Aparentemente, Estados Unidos ya estaba entrando a una fase más verde con la llegada de Biden al poder, pero China también estaba haciendo su tarea. De hecho, por habitante, los estadounidenses emiten más [gases de efecto invernadero]. El punto aquí es que, como son los dos contaminantes más grandes del mundo y no se ponen de acuerdo, cada quien buscará la situación que mejor le convenga», reflexiona Martínez López, que cuenta con una especialización en Meteorología Aplicada en Alemania.
Calderón es un poco más optimista al respecto y asegura que la interrupción del diálogo en materia ambiental de parte de las dos naciones podría ser temporal, no definitiva.
La peor parte de las tensiones entre China y Estados Unidos en asuntos ambientales, dice Martínez López, la pagarán los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, ya que a estos casi siempre se les exigen medidas difíciles de costear. De algún modo, las economías más frágiles pagarán los platos rotos que dejen las grandes potencias, a pesar de que no sean los mayores emisores de contaminantes.

Un error catastrófico
Desde el 4 de agosto pasado, a raíz de la visita de Nancy Pelosi a Taiwán, el Ejército Popular de Liberación de China ha realizado pruebas militares con fuego real a escasos metros de la isla rebelde. Las imágenes que ya le dan la vuelta al mundo han dejado ver ejercicios de tiro de largo alcance con fuego real, los cuales han alcanzado objetivos en la parte oriental del estrecho de Taiwán.
Estados Unidos ha dicho que espera más incursiones militares chinas cerca de territorio taiwanés y ha acusado al gigante asiático de azuzar las tensiones en la región Asia-Pacífico. Sin embargo, ordenó mantener su portaviones Ronald Reagan y sus buques de escolta en el estrecho de Taiwán para «monitorear» la tensa situación entre Taiwán y el Ejército chino.

«El aspecto militar es el que posiblemente resulta más complicado, principalmente porque la posición internacional de China ha cambiado desde las crisis anteriores y su capacidad militar también se ha renovado. Incluso, con los ejercicios militares con fuego real que se están llevando a cabo en el Estrecho, existe la posibilidad de un error de cálculo. La interrupción del diálogo marcaría al gobierno de Estados Unidos como el principal responsable de una escalada de tensión», afirma Michelle Calderón, que también es internacionalista y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A decir de la experta, las intenciones del Gobierno de la República Popular China giran en torno a la promoción internacional de una imagen de potencia distinta a lo que ha hecho históricamente Estados Unidos, es decir, «destacar que estas maniobras son una consecuencia de las malas decisiones tomadas por los funcionarios estadounidenses y, por otro lado, exaltar que China es una potencia responsable, pero que no se doblegará ante los extranjeros».

«Este discurso es muy importante en el contexto de las aspiraciones del presidente chino, Xi Jinping, para consolidar un tercer mandato porque exalta sentimientos nacionalistas y la continuidad en los planes de hacer de China una potencia mundial. Finalmente, el Gobierno estadounidense tendrá que ser cauto para reparar los lazos con China y también para mantener sus alianzas con otros miembros de la región», concluye la especialista.

Calderón asegura que sí se debilitará la cooperación bilateral en distintos ámbitos, pero no se romperán relaciones económicas por completo debido a la alta dependencia comercial entre ambas naciones. A diferencia de la Guerra fría, en este momento China y Estados Unidos tienen relaciones de interdependencia, especialmente en el ámbito económico, agrega.

«Desde luego, los principales afectados, así como el conflicto en Ucrania, son los civiles, y no solo por la ofensiva militar, sino por una crisis económica en puerta, escasez de algunos productos e inflación. Es posible que no se llegue a una guerra total por la visita de Pelosi, pero el riesgo no se descarta por completo debido a los ejercicios militares con fuego real que está llevando a cabo el Gobierno chino y a la presencia militar estadounidense en la región. Puede existir un error de cálculo que desencadene en una disputa armada, aunque el escenario más probable sigue siendo el mantenimiento del statu quo y el recrudecimiento de sanciones, boicots y la interrupción del diálogo», concluye la especialista en Asia y África con especialidad en China por el Colegio de México (Colmex).