Los planes de Estados Unidos para contener a China con la ayuda de Taiwán fracasarán y no cambiarán la tendencia inevitable del retorno de la isla a su patria, declaró el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, en una reunión con el primer ministro camboyano Hun Sen en Phnom Penh.
«Los planes de Estados Unidos de utilizar a Taiwán para contener a China nunca tendrán éxito y no cambiarán la tendencia histórica del inevitable retorno de Taiwán a su patria», destacó Wang Yi, citado por el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
Agregó que las provocaciones de Estados Unidos sólo inspirarían a los 1.400 millones de chinos a unirse y acelerar la construcción de un Estado socialista moderno con características chinas.
Asimismo, subrayó que la acción provocadora de EEUU en la cuestión de Taiwán no es accidental, es una farsa bien planeada.
«La acción provocadora de Estados Unidos en la cuestión de Taiwán no es accidental, es una farsa bien planeada, ha expuesto su verdadera cara fea de traición a toda la opinión pública internacional», dijo Wang Yi, citado en el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
El impulso para una nueva ronda de tensiones en el Estrecho de Taiwán fue la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi.
Pelosi voló a Taipei el 2 de agosto por la noche y se reunió con la jefa de gabinete de Taiwán, Tsai Ing-wen, el 3 de agosto por la mañana.
La visita fue el primer viaje del Presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a Taiwán desde 1997. La administración estadounidense, que fue advertida por el presidente de China de que «jugando con fuego se corre el riesgo de quemarse», aseguró a Pekín un compromiso inquebrantable con la política de «una sola China», pero se distanció de la visita, diciendo que la presidenta tomaba sus propias decisiones.
En respuesta a la visita, además de anunciar el inicio de unas maniobras militares del 4 al 7 de agosto, Pekín impuso sanciones a dos fundaciones taiwanesas, suspendió las exportaciones de arena natural a la isla y las importaciones desde Taiwán de cítricos y algunos productos pesqueros, mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores chino afirmó que China tenía la intención de tomar medidas enérgicas y duras, y dejó claro que todas las consecuencias negativas de la visita, a las que Pekín se había opuesto durante meses, estaban por llegar, y que Washington y Taipei debían asumir su responsabilidad.