Las masacres número 55 y 56 ocurrieron con una diferencia de tres días en departamentos norteños colombianos.
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) reportó este sábado dos nuevas masacres ocurridas esta semana en el norte del país suramericano en el marco de una espiral de violencia provocada por los grupos armados irregulares y organizaciones del narcotráfico.
En el primera caso, Indepaz indicó en su cuenta de Twitter, que tres jóvenes, entre ellos dos menores de edad, fueron encontrados con impactos de bala en una urbanización abandonada conocida como Altos de la Mina que se ubica en el municipio de la Jagüa de la Ibirico.
Hasta $10 millones de recompensa ofrecen las autoridades en el municipio de La Jagua de Ibirico, en el departamento norteño del César por información que les permita dar con la ubicación de los responsables del triple asesinato ocurrido la noche del pasado jueves.
De acuerdo con las primeras versiones, hombres armados que se movilizaban en motocicleta habrían abordado a las víctimas y les habrían disparado en repetidas ocasiones.
En este crimen las víctimas fueron tres jóvenes, uno de 18 años, y dos más de 17, quienes fueron encontrados muertos con arma de fuego en una construcción en inmediaciones de la Ciudadela Altos de la Mina, en el perímetro urbano.
De acuerdo con el secretario de Gobierno, William Díaz, tras conocerse esta masacre, la 55 ocurrida en Colombia durante 2022, se realizó un consejo de seguridad en el que no solo determinaron ofrecer la recompensa por información, sino también se acordaron medidas de seguridad e investigativas.
En otro caso, ahora en el corregimiento Chochó, zona rural de Sincelejo, Sucre, fueron ejecutados tres jóvenes, luego que habían sido capturados por la policía.
En un operativo de la policía, murieron tres jóvenes, sindicados de participar en el homicidio del patrullero Diego Felipe Ruiz Rincón.
Las primeras informaciones señalan que los tres adolescentes se encontraban en una vía cercana al lugar en el que murió el uniformado, donde acostumbraban practicar motociclismo.
Tras la acción armada contra el patrullero, la Policía realizó una operación candado, en búsqueda de los responsables. Entonces, los agentes llegaron hasta el punto donde se encontraban los jóvenes, que intentaron huir. Uno de ellos resultó herido.
Según el testimonio de testigos, los jóvenes fueron subidos a una patrulla con vida, supuestamente para trasladar al herido a una clínica. Horas más tarde, aparecieron los tres muertos.
Para la comunidad, este puede ser un caso de homicidio contra civiles, pues las víctimas, según ellos, no estaban involucradas en el homicidio del patrullero sino realizando piques ilegales.