De la mano de Estados Unidos, la mayoría de los países del continente americano condenó enérgicamente la operación militar especial de Rusia en Ucrania debido a que, dijeron, no es una estrategia viable para resolver conflictos.
Sin embargo, la hegemonía estadounidense en los foros americanos es cada vez más frágil. Esta vez, los Ministerios de Defensa de Brasil, Argentina y México emitieron reservas ante esta declaración mayoritaria, emitida durante la XV Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas (CMDA), celebrada en Brasilia y en los márgenes de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La postura de estos tres países es una clara disidencia hacia los lineamientos de la OEA, organismo creado el 30 de abril de 1948 para alinearse a los intereses de Estados Unidos, que en ese entonces buscaba que la «amenaza comunista» no se inmiscuyera en los Gobiernos de la región latinoamericana en medio de la Guerra Fría que sostenían Washington y sus aliados con el bloque comunista, principalmente representado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Ante la postura mayoritaria de la CMDA, Argentina y Brasil discreparon y emitieron una reserva en la que aseguran que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el único foro adecuado para buscar soluciones al conflicto entre Moscú y Kiev. México también se reservó su respaldo a la declaratoria al considerarlo no correspondiente al ámbito de acción de la CMDA.
Conversamos con el historiador experto en estudios latinoamericanos, Javier Gámez, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para comprender las causas y consecuencias de la actitud rebelde de estas tres naciones latinoamericanas.
EEUU desea fortalecer su posición
Ante el crecimiento de propuestas distintas a la suya en materia de orden, Washington busca fortalecer su posición y sus alianzas internacionales, lógica en la que se inscriben las actividades de la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas (CMDA).
«Lo que está de fondo es la crisis de la globalización unilateral que había dirigido Estados Unidos junto con Inglaterra, en un primer momento, y después con Alemania desde los años 80», subraya el también socio activo de la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe.
«[La postura oficial y mayoritaria de la CMDA] es una declaración que trata de fortalecer la posición estadounidense frente a este otro núcleo que se está abriendo ante la posibilidad de una globalización que ya no sea a partir de una visión propia y única de Estados Unidos. La nueva propuesta de globalización que se está haciendo coordinadamente o bajo sus propios intereses, es la que encabezan China y Rusia», añade.
La reunión multilateral celebrada en Brasilia está relacionada con las posiciones ideológicas de la Junta Interamericana de Defensa y de la propia OEA, un organismo donde siempre ha predominado la hegemonía estadounidense, califica Gámez.
«En ese marco, obviamente Argentina y México van a oponerse porque tienen Gobiernos actualmente que le dan mayor peso a la idea de la autodeterminación de los pueblos», distingue el historiador.
Como jefe de la delegación argentina en Brasilia y en representación del ministro @JorgeTaiana participé de la XV Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas donde recibimos el desafío de asumir la próxima secretaría pro tempore 2023-2024. pic.twitter.com/8Ox5ryfGmN
— Francisco Cafiero (@FranCafiero) July 29, 2022
Además, si piden a Ucrania y Rusia que resuelvan sus diferencias por la vía pacífica, tanto Buenos Aires como Ciudad de México estiman que una conferencia de Ministerios de la Defensa no es el cuerpo adecuado para solicitar soluciones, afirma el especialista.
«Estos Gobiernos progresistas, estos Gobiernos populistas, para poder lograr sus propios fines de seguridad nacional y sus planteamientos de desarrollo, plantean que sí sea una verdadera institución la que dirima este tipo de asuntos», expone.
«Y obviamente no es un consejo de ministros de Defensa de América, sino que tiene que ser la ONU, que debería de ser, por su propia naturaleza y su propia constitución, el espacio más adecuado», subraya.
¿Cómo entender la postura de Brasil?
A pesar de que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, es un político de derecha reaccionaria que ha demostrado afinidades estratégicas con Washington, el país sudamericano se sumó al deslinde ante la condena de la CMDA a Rusia por el conflicto en Ucrania.
Esto se explica, apunta Gámez, por la condición de país emergente de Brasil, que actualmente se encuentra entre las 10 economías más fuertes del mundo.
Brasil forma parte de la alianza BRICS, organización conformada, también, por la India, China, Rusia y Sudáfrica. De este modo, la decisión de Brasil podría entenderse como una muestra de respeto al compromiso que ha adquirido el Gobierno de Bolsonaro con el bloque, asegura Gámez.
«Por lo tanto, no es lo mismo el posicionamiento de Argentina y de México, porque Brasil tiene un mejor posicionamiento a nivel internacional, a nivel geopolítico y a nivel de relaciones internacionales», distingue.
La postura de Brasil le impide sumarse ciegamente y de manera acrítica a los criterios que Estados Unidos dicta en la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, en la Junta Interamericana de Defensa y en la propia OEA, explica el también miembro de la Red de Estudios sobre las Izquierdas en América Latina y el Caribe (REIAL).
Por el contrario, la importancia de Brasil permite a Bolsonaro defender sus propios intereses y proteger los acuerdos ya firmados con Moscú, de naturaleza no sólo económica sino también militar.
Las últimas cuatro décadas de políticas brasileñas han convertido al país en una potencia económica y militar, con alianzas estratégicas en el mundo que lo liberan de posiciones entreguistas ante Washington, califica el analista, otro síntoma de que el modelo globalizante impulsado por Estados Unidos, Canadá y la comunidad económica europea está en decadencia.
«Eso ha entrado en crisis precisamente porque hay nuevas potencias como China, potencias emergentes como Rusia, Brasil, la India, Sudáfrica, que permiten empezar a minar ese unilateralismo por empezar a construir una globalización distinta, a partir de un principio básico, que es lo multilateral», describe Gámez.
De esta forma, Washington, Ottawa y Bruselas tienen que entrar en diálogo con otras potencias emergentes, donde China va fortaleciendo sus alianzas estratégicas fuera de su influencia usual en la región del Océano Pacífico.
México contra el dominio de EEUU
El actual Gobierno de México, encabezado por el presidente López Obrador, surge de una insurgencia electoral, pero recoge una tradición histórica de diplomacia y relaciones internacionales donde ocupa un lugar prioritario el respeto a la autodeterminación de los pueblos, recuerda el historiador de la UNAM.
«Ningún pueblo puede meterse en los asuntos de los otros pueblos porque son los pueblos mismos los que deben de resolver sus problemas a nivel interno, o sea, los ciudadanos y los Gobiernos que eligieron», recuerda Gámez.
Aunque ha criticado a Rusia por su operación militar especial en Ucrania, México se ha negado a emitir o a sumarse en las sanciones económicos y comerciales contra Moscú. Su doctrina es la del no intervencionismo.
«Por eso creo que hace un llamado, obviamente, para que sea dentro del Consejo de Seguridad o la propia Asamblea General de las Naciones Unidas las que puedan dar una solución más desde esta perspectiva del ejercicio de la autodeterminación de los pueblos y obviamente acompañando», señala.
México pretende abrir canales de comunicación para fomentar procesos de paz mediante el diálogo, e interpela a la ONU a hacer lo mismo para poder construir la solución entre Kiev y Moscú, indica Gámez.
No obstante esta postura diplomática, apunta el universitario, México distingue que el conflicto no se reduce a la presencia de tropas rusas en territorio ucraniano, sino que reviste una complejidad mayor. «El representante de México en el Parlamento Europeo ha dado muestras de ese conocimiento, de decir que no es sólo un problema de dos naciones, sino es un problema internacional en el contexto de la crisis de la globalización neoliberal», subraya.
«México piensa que es un proceso más complejo y se opone al unilateralismo estadounidense porque lo que hace Estados Unidos es juntar aliados para que se apoye su posición, pero desde un unilateralismo, y lo que necesitamos es un multiculturalismo más democrático que se pueda expresar en el seno de la ONU», agrega