El clima frío puede representar un desafío para la solidaridad del bloque, sugiere una revista
El plan de racionamiento de gas de la UE aprobado el martes puede no resistir la prueba de un invierno frío, advirtió el miércoles la revista británica The Economist.
Un recorte “escaso” en el consumo de gas no resolverá los problemas del continente, escribió la publicación, refiriéndose al plan que hará que la mayoría de las naciones de la UE reduzcan voluntariamente su uso de gas natural en un 15% entre el 1 de agosto y el 31 de marzo del próximo año.
El acuerdo se cerró a medida que crecen los temores sobre una posible interrupción del suministro de gas ruso. En este momento, el gasoducto Nord Stream 1, una arteria clave que transporta gas natural desde Rusia a Alemania, está operando al 20% de su capacidad. El gigante energético ruso Gazprom cita problemas técnicos con las turbinas como la razón del flujo reducido. Sin embargo, la UE cree que Moscú está utilizando el gas para ejercer presión política sobre el bloque. Kiev ha restringido una ruta alternativa a través de Ucrania.
La razón principal del racionamiento es “garantizar que un déficit de gas ruso no deje los hogares sin calefacción o las fábricas cerradas”, escribe The Economist, pero según la publicación, su éxito depende en gran medida del clima.
“Si el próximo invierno es templado, la UE puede sobrevivir. Pero si hace frío, el bloque tendrá que demostrar que puede mantenerse unido en tiempos difíciles. Alemania, en particular, deberá mostrar solidaridad con otros países miembros. Se encuentra en el centro de la red europea de gasoductos. ¿Permitirá, por ejemplo, que el gas fluya hacia la República Checa para evitar que la gente se congele allí si eso significa que sus fábricas tienen que suspenderse?” escribe la publicación, y agrega que al comienzo de la pandemia de coronavirus en 2020, algunos países europeos, incluida Alemania, impusieron prohibiciones a las exportaciones de equipo de protección para evitar la escasez en el país.
El plan tiene varias otras debilidades, señala The Economist, como los diferentes niveles de exposición al gas ruso entre las naciones.
Antes de su aprobación, varios países, incluidos Italia, Hungría, Polonia, Portugal y España, expresaron su preocupación y dijeron que ya habían reducido el consumo, citando la falta de conexión con la red de gasoductos de Europa y el hecho de que las decisiones sobre energía suelen ser un problema nacional, escribió Bloomberg anteriormente.
El plan aprobado vino con algunas exenciones, con España y Portugal supuestamente autorizados a usar solo un 7% menos de gas. También se hicieron otras concesiones, pero resultaron insuficientes para obtener la aprobación unánime del plan, y Hungría votó en contra.