¿Cuál es el trasfondo de la crisis económica y política en Argentina?

La crisis política en el Gobierno argentino del Frente de Todos constituye la base de la actual inestabilidad económica.
La renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, quien era apoyado por el presidente, Alberto Fernández, ante la oposición de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, provocó una profundización de las tensiones políticas en la coalición de Gobierno.
Casi 30 horas duró el período entre la dimisión del ministro de Economía, Martín Guzmán, y la elección de un nuevo ministro (del 2 al 3 de julio), cargo para la que fue elegida la economista Silvina Batakis. En ese tiempo el problema no era solo sobre la marcha de la economía, sino el riesgo de una mayor incertidumbre institucional por la ausencia de comunicación entre el presidente y la vicepresidenta que luego de casi cuatro meses sin diálogo, acordaron el reemplazo en el Ministerio de Economía para luego concretar una cena en la Residencia Presidencial Quinta de Olivos.
Así se detuvo la crisis política con riesgo institucional, base imprescindible para el comienzo de la recomposición de la certidumbre en la evolución de la economía. Por lo pronto, recuperar cierta estabilidad financiera y cambiaria luego de bruscas caídas en las cotizaciones de los bonos y fuertes alzas de los precios de los dólares sin control oficial.

Equilibrio fiscal
Tras jurar como ministra de Economía, Silvina Batakis brindó unas breves palabras a la prensa. «Estamos convencidos que el rumbo económico tiene que ver con el manejo fiscal de nuestras cuentas», resaltó. También indicó el objetivo de incrementar las exportaciones, revalorizar la moneda nacional y generar más puestos de trabajo.

Batakis también mencionó que su gestión tendrá «una mirada federal, ya que hacerlo es liberar la cantidad de recursos que tenemos para crecer».
Al final de su breve intervención, repitió «creo en el equilibrio» y dijo que avanzará en ese sentido. También expresó: «Vamos a seguir el programa económico del presidente».

Los desafíos inmediatos de la nueva ministra
A Batakis le espera una amplio menú de misiones urgentes, entre la que se destaca enfrentar una tasa de inflación anual elevada en niveles del 70% anual, con ingresos de trabajadores que corren detrás de los aumentos de precios.
El presidente ratificó que la nueva gestión en el Ministerio de Economía garantizará el cumplimiento del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la implementación de la segmentación de las tarifas de los servicios públicos para que los hogares de mayores recursos paguen la tarifa plena sin subsidios e instrumentar un plan para mejorar el poder adquisitivo de la población.
En el frente financiero, Batakis deberá lidiar con la evolución del dólar y el stock de reservas. Estas son dos variables clave de la estabilidad o inestabilidad de la economía argentina, dependiendo cuál sea sus respectivos movimientos.
Desde las oficinas del FMI en Washington dijeron: «Esperamos trabajar con la ministra Silvina Batakis y su equipo para continuar apoyando a la Argentina y su gente a fortalecer la estabilidad macroeconómica y abordar sus profundos desafíos para sentar las bases de un crecimiento más sostenible e inclusivo».

Economía bimonetaria
La vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha mencionado en más de una oportunidad que el carácter bimonetario de la economía (dos monedas, peso y dólar, circulando en la economía argentina) es un potente condicionamiento a la estabilidad. Lo volvió a repetir en el discurso del 2 de julio, el día en que el ahora exministro de Economía, Martín Guzmán, presentó su renuncia en medio de este acto político.
Lo cierto es que la economía argentina ha acentuado su rasgo bimonetario con elevada inflación. Es un régimen que exige un mayor esfuerzo de reflexión para abordar esta complejidad que no se encuentra en otra economía de ingreso medio. En este escenario peculiar tiene que intervenir Batakis.

La inflación no es solo un fenómeno multicausal, sino que, luego de tantos años de niveles elevados y de estrategias diferentes en Argentina, las medidas para encararla requieren de una mayor amplitud conceptual para no quedar atrapados de postulados teóricos estrictos, ya sean ortodoxos o heterodoxos.
Esta necesaria flexibilidad tiene su origen en que tasas de inflación persistentes muy por encima del promedio mundial exigen un análisis bastante más amplio que culpar a formadores de precios, sentenciar que la culpa es de la emisión monetaria o que exclusivamente se debe a la suba de costos y puja distributiva.

La clave: la evolución del mercado cambiario
La estabilidad macroeconómica para el manejo de las expectativas de los agentes económicos es necesaria además para tener control sobre un frente clave en una economía bimonetaria con un régimen de inflación elevada: el cambiario.
En la plaza financiero argentina conviven dos mercados: el oficial, denominado Mercado Único de Cambio, que mueve de 500 a 1.000 millones de dólares diarios, y los paralelos, uno de ellos ilegal (conocido como blue) que mueve de 5 a 10 millones por día, y otro bursátil.
La cotización del dólar oficial se ubica en 132 pesos, mientras que los paralelos, de 260 a 280 pesos. Esta brecha cambiaria es un potente generador de expectativas de devaluación, lo que deriva en presiones inflacionarias.

Los shocks inflacionarios en la economía argentina fueron consecuencia de crisis del sector externo que derivaron en fuertes devaluaciones. La traslación a precios del ajuste del tipo de cambio es cada vez más rápida a medida que se van reiterando las crisis, agudizando de este modo el rasgo bimonetario de la economía.
El encadenamiento de este proceso muestra los muy estrechos márgenes de autonomía de la política económica que tendrá Batakis, lo que vuelve imprescindible para el Gobierno de Fernández apropiarse de un sendero macroeconómico que permita tener bajo control las expectativas (en especial, la cambiaria) de los agentes económicos.

Estrangulamiento externo
La expansión de la actividad, (del 10,4% en 2021 y de 5,8% en el primer cuatrimestre de este año), que beneficiaría a empresas y trabajadores, se topa inmediatamente con la advertencia del peligro del desborde de las cuentas públicas, como también del riesgo inflacionario por la emisión monetaria.
Pese a que existe evidencia empírica de que los shocks inflacionarios no tuvieron ese origen, en el debate público en Argentina se sigue repitiendo como mantra. Más bien fueron por crisis del sector externo con un stock de reservas frágil que derivó en fuertes devaluaciones. Este ajuste del tipo de cambio se trasladó rápidamente a precios.

Esto lo tiene presente Batakis cuando explica que «la historia argentina nos muestra que todas las crisis fueron por lo que los economistas llamamos el «estrangulamiento externo». Es decir, la falta de dólares. Cuando se cubre la falta de dólares con deuda, lo que se hace es postergar el problema. Lo que necesitamos es generar fuentes de divisas genuinas. Hay que exportar más de lo que importamos».

Al respecto, la nueva ministra ofreció una pista acerca de cuál será uno de los principales ejes de su gestión: «Los dólares y reservas tienen que estar a disposición del crecimiento. La planificación la tenemos que hacer con los empresarios, conocer sus programas anuales de importaciones e inversiones».

Resistencia de los acreedores
Batakis no forma parte del elenco de economistas vinculados al poder económico local, que circulan diariamente por los medios de comunicación dominante. Por eso, apenas fue designada, recibió críticas de esos sectores.
Uno de los más agresivos fue el grupo de bonistas internacionales, más conocidos como fondos buitre. En el día que asumió como ministra afirmaron que la convocatoria a Batakis es lo mismo que «cuando se incendia la casa es mejor llamar a los bomberos que a un piromaníaco.
Argentina Exchange Bondholders posteó esa posición en Twitter tras conocerse el nombre de la sucesora de Martín Guzmán al frente del Palacio de Hacienda. Este grupo de presión está integrado por más de 20 instituciones de inversión de los canjes de deuda externa de 2005 y 2010. Reúne, entre otros, a Monarch, Paloma Partners Management, Pharo Management, Redwood, VR Capital Group, Cyrus y HBK.

https://twitter.com/Argexchangebond/status/1543912134194642945?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1543912134194642945%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fmundo.sputniknews.com%2F20220706%2Fcual-es-el-trasfondo-de-la-crisis-economica-y-politica-en-argentina-1127834978.html



En enero último, el mismo grupo había disparado que la coalición gobernante, el Frente de Todos (FdT), «está gobernando desde hace 111 semanas y sigue sin tener un plan económico».

Para agregar que «la inflación, el dólar y el riesgo país están fuera de control». Para los tenedores de títulos argentinos, que el riesgo país esté por las nubes esté en niveles de 2600 puntos significa que los bonos que tienen en sus manos valen cada vez menos.
«Seamos realistas, estos indicadores muestran que arde Roma. Es hora de dejar de tocar la lira», ironizaron, en alusión a la tradicional imagen de Nerón tocando la lira mientras contempla cómo la ciudad arde.

El acuerdo con el FMI
Otro frente complicado que se refiere al cumplimiento del programa definido por el Gobierno de Fernández con el Fondo Monetario Internacional. Este supone implementar estrictas políticas monetarias, cambiarias y fiscales. Estos tres puntos requieren subir la tasa de interés por encima de la inflación, que el tipo de cambio no se atrase y controlar la expansión del gasto público.

Este último punto, la cuestión fiscal, es uno de los mayores desafíos del segundo semestre del año que enfrenta Batakis. El acuerdo con el Fondo establece que la expansión del gasto público de la primera mitad del año, que alcanzó a casi 13%, deberá revertirse en una contracción cercana a 8%.
Con escasas reservas en divisas en el Banco Central, sin financiamiento externo, con crecientes dificultades para conseguir crédito en pesos y con la restricción de no poder emitir moneda más allá de un límite definido con el FMI, Batakis deberá diseñar una estrategia fiscal que no afecte el dinamismo del gasto público y el crecimiento económico.