Mientras los países del G7 desarrollan mecanismos para limitar la energía rusa, Moscú puede permitirse el lujo de reducir su producción diaria de crudo en cinco millones de barriles.
Al mismo tiempo sin causar un daño excesivo a su economía.
Los analistas de JPMorgan Chase predijeron que el precio del petróleo podría subir a $380 por barril, escribe Bloomberg.
Los expertos señalan que una caída de tres millones de barriles en los suministros diarios elevaría los precios hasta $190, mientras que el peor de los casos podría costar cinco millones de barriles de combustible en $380 «estratosféricos».
“El riesgo más obvio y probable de los topes de precios es que Rusia podría tomar represalias recortando las exportaciones. Es probable que el gobierno recorte la producción para perjudicar a Occidente. La densidad del mercado mundial del petróleo está del lado de Rusia”, señala JPMorgan Sees.
Como parte de la cumbre del G7, que se llevó a cabo esta semana en Alemania, los participantes discutieron, entre otras cosas, la fijación de un precio máximo para el petróleo ruso. Bloomberg informó que los países planean introducir un tope en el costo de los seguros y el transporte de combustible.