Fue en el cierre de la Cumbre de la alianza militar, en la cual en diferentes ruedas de prensa y declaraciones en el recinto ferial de IFEMA-Madrid, los jefes de Estado o Gobierno no se guardaron discursos contemporizadores y, por el contrario, redoblaron amenazas a Rusia.
Biden adelantó que la próxima semana anunciará 800 millones de dólares en ayuda adicional en armas para Ucrania y remarcó que su Gobierno y los aliados ayudarán a esa nación el tiempo que sea necesario.
Por otro lado, dijo que solicitará a los países del golfo Pérsico que aumenten la producción petrolera para bajar el precio del crudo y culpó a Rusia por esta situación.
En términos logísticos, señaló que Estados Unidos espera impulsar la venta de aviones militares F-16 a Turquía, postergada, pero recordó que el Congreso debe aprobarlo.
Además, en tono amenazante, Biden puntualizó que el artículo cinco de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), que fija el acuerdo de las partes a defenderse, es sagrado y advirtió que «un ataque contra uno es un ataque contra todos».
«Vamos a defender cada centímetro de territorio aliado», anotó para luego ponderar el fortalecimiento en Madrid de la alianza atlántica y de abrirse las puertas para los ingresos de Suecia y Finlandia.
A su turno, Stoltenberg recalcó la relevancia de la disuasión militar como uno de los principales ejes de la OTAN y reiteró que el objeto esencial es prevenir la guerra.
Precisó igualmente que los aliados estarán preparados «para cualquier eventualidad» en el futuro, ante de la eventualidad de que Suecia y Finlandia puedan sentir presiones de Moscú.
Stoltenberg, al mismo tiempo, anunció la convocatoria de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de 2023, que tendrá lugar en Vilna, la capital de Lituania.