Estados Unidos : Del dicho al hecho


La política exterior de Estados Unidos durante el gobierno del presidente Joe Biden, lejos de lograr acuerdos, pone al mundo al borde de la guerra al tensar la situación en Europa, la región Asia-Pacífico, África y Medio Oriente.

Aplicar medidas punitivas contra otros convierte a las administraciones estadounidenses en los primeros y mayores sancionadores el mundo, haciendo de ello la herramienta fundamental de su política contra Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela y una larga lista de países afectados.

“Estados Unidos está de vuelta, listo para liderar al mundo y no para retirarse de él, una vez más sentado en la cabecera de la mesa, listo para confrontar a nuestros adversarios, no para rechazar a nuestros aliados, listo para defender nuestros valores”, dijo Biden al asumir la presidencia.

Desde que tomó el timón de la nave estadounidense el 20 de enero de 2021 solo alcanzó “éxitos” al revertir de un plumazo algunas polémicas medidas adoptadas por su antecesor Donald Trump (2017-2021), como el retorno al Acuerdo Climático de París.

Mucha retórica y pocas acciones prácticas para enfrentar los problemas del cambio climático y ni hablar de la llamada Cumbre por la Democracia (9-10 de diciembre de 2021), excluyente al igual que su sucesora la IX Cumbre de las Américas, celebrada del 6 al 10 de junio en Los Ángeles.

Por otra parte, la retirada de Estados Unidos de Afganistán a finales de agosto del pasado año fue un fracaso total, no solo por la catastrófica y desordenada salida de las tropas.

Casi dos décadas después de una costosa guerra, la Casa Blanca no alcanzó los objetivos que llevaron en 2001 a invadir a la nación centroasiática: encontrar al terrorista Osama bin Laden (eliminado en una operación especial del Pentágono en Pakistán 10 años después) y sacar a los talibanes del poder, algo que, definitivamente, no ocurrió.

Biden dijo que la guerra en Afganistán no la pasaría a un quinto presidente.

El repliegue de ese país, según análisis de expertos, fue la antesala para abrir un frente en Europa al presionar a Rusia a tomar acciones en Ucrania, encaminadas a enfrentar peligros de seguridad por la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia sus fronteras.

Un recorrido por la geografía mundial evidencia que la política exterior estadounidense no varió mucho en años y sigue primando el enfoque del Blob, como se denomina a su clase dirigente, representada por el actual secretario de Estado, Antony Blinken, y otros que acompañaron a Biden desde su época de senador y al frente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta.

MEDIO ORIENTE

En la región la Casa Blanca no logró disminuir las tensiones con Irán, y pese a avizorarse avances en Viena sobre la posible reactivación del acuerdo nuclear de 2015 con “un documento mutuamente aceptable”, según fuentes iraníes, es poco cuanto se puede decir en beneficio de Washington que insistió en la política de sanciones y en imponer condiciones inaceptables para Teherán.

Si algo pudiera verse como un resultado de la política estadounidense en el Levante, sería el acercamiento logrado por Tel-Aviv con algunas naciones árabes afines.

EUROPA

Luego de los tropiezos para aproximarse a sus aliados europeos contrarios a Trump, la retirada de Afganistán sin consultar resultó un duro golpe para los planes de volver a ser visto con confianza en materia de seguridad y defensa.

La crisis en Ucrania sirvió a Washington para un arrimo a la vieja Europa y la provocación contra Rusia en Kiev es vista como un “éxito” político de Biden.

Sin embargo, análisis de prominentes figuras y los llamados tanques pensantes estadounidenses alertan de los peligros de estas políticas.

Tras Ucrania, la economía de la zona entró en crisis y los estimados muestran que los estadounidenses ganaron en el terreno económico a expensas de sus socios de la región cuyos países retrocedieron y ahora, por ejemplo, en términos de energías, tendrán que pagar más a Washington

Un recorrido por la geografía mundial evidencia que la política exterior estadounidense no varió mucho en años y sigue primando el enfoque del Blob, como se denomina a su clase dirigente, representada por el actual secretario de Estado, Antony Blinken, y otros que acompañaron a Biden desde su época de senador y al frente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta.

MEDIO ORIENTE

En la región la Casa Blanca no logró disminuir las tensiones con Irán, y pese a avizorarse avances en Viena sobre la posible reactivación del acuerdo nuclear de 2015 con “un documento mutuamente aceptable”, según fuentes iraníes, es poco cuanto se puede decir en beneficio de Washington que insistió en la política de sanciones y en imponer condiciones inaceptables para Teherán.

Si algo pudiera verse como un resultado de la política estadounidense en el Levante, sería el acercamiento logrado por Tel-Aviv con algunas naciones árabes afines.

EUROPA

Luego de los tropiezos para aproximarse a sus aliados europeos contrarios a Trump, la retirada de Afganistán sin consultar resultó un duro golpe para los planes de volver a ser visto con confianza en materia de seguridad y defensa.

La crisis en Ucrania sirvió a Washington para un arrimo a la vieja Europa y la provocación contra Rusia en Kiev es vista como un “éxito” político de Biden.

Sin embargo, análisis de prominentes figuras y los llamados tanques pensantes estadounidenses alertan de los peligros de estas políticas.

Tras Ucrania, la economía de la zona entró en crisis y los estimados muestran que los estadounidenses ganaron en el terreno económico a expensas de sus socios de la región cuyos países retrocedieron y ahora, por ejemplo, en términos de energías, tendrán que pagar más a Washington

Esto sirvió de antesala a la mal llamada Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles, para la cual la Casa Blanca excluyó a países, y dejó al final promesas de acciones con vistas a enfrentar problemas que preocupan más a los estadounidenses que a sus vecinos.

Por otra parte, la diplomacia del Departamento de Estado trató de frenar la creciente influencia china en lo que consideran “su patio trasero”, pero sin logros relevantes.

El analista y académico venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein comentó a Prensa Latina que países como Venezuela, México, Brasil y Argentina están en condiciones de desempeñar un rol protagónico y poner sus grandes reservas de recursos naturales como instrumento de negociación con Estados Unidos.

En términos generales, Estados Unidos tiene grandes retos pues Biden no hizo mucho sobre lo que blasonar desde que llegó a la Casa Blanca, y en realidad su política exterior es un gran lío, señaló la publicación digital Moon of Alabama.

arb/lb

(Este texto forma parte de la sección Escáner: periodismo profundo de Prensa Latina e incluye contenido multimedia)

 

Por Luis Beatón

Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina

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