WASHINGTON — Las declaraciones del Pentágono sobre las entregas de lanzacohetes múltiple Himars a Kiev demuestran que Estados Unidos (EEUU) no está opuesto a una escalada de tensiones en Ucrania, expresó su convicción el embajador ruso en Washhington, Anatoli Antónov.
«Es sumamente preocupante que un alto funcionario del Pentágono no descarte la posibilidad de aumentar los suministros de sistemas de largo alcance. Estas palabras pueden ser catalogadas de la intención de Washington de ir a por una mayor escalada», dijo Antónov.
El embajador afirmó que las declaraciones del Pentágono también muestran la falta de deseo de encontrar una solución pacífica al conflicto en el territorio ucraniano.
El pasado 1 de junio, el presidente de EEUU, Joe Biden, anunció oficialmente un nuevo paquete de asistencia militar para Ucrania, que incluye lanzacohetes múltiples Himars, tipo de arma con largo alcance que Kiev lleva meses solicitando a sus aliados, diciendo que son esenciales para poder hacer frente a la operación militar de Rusia.
El subsecretario de Defensa para la Política, Colin Kahl, explicó que el Pentágono decidió suministrar sistemas Himars a Ucrania debido a que la naturaleza del conflicto ha cambiado a un «duelo de artillería».
Kahl comunicó que el Gobierno ucraniano ha asegurado a Washington «a múltiples niveles» que no usaría los sistemas Himars para atacar objetivos en el territorio ruso.
A su vez, el viceministro de Exteriores ruso Serguéi Riabkov dijo a Sputnik que Moscú ve con malos ojos el último paquete de asistencia militar estadounidense a Ucrania.
Rusia lanzó el pasado 24 de febrero una operación militar especial en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitaban ayuda frente al «genocidio» por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según el presidente ruso, Vladímir Putin, es «la desmilitarización y la desnazificación» de Ucrania.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.