El Tribunal Supremo de la República Popular de Donetsk ha condenado a muerte a los mercenarios británicos Aiden Aslin y Shaun Pinner, y el marroquí Saadun Braguim. La ministra de Relaciones Exteriores de Reino Unido rechaza la sentencia y defiende que esos ciudadanos británicos son prisioneros de guerra y no mercenarios.
¿Propaganda o declaración de guerra?
«Condeno totalmente la sentencia de Aiden Aslin y Shaun Pinner en manos de ‘proxies’ rusos en el este de Ucrania. Son prisioneros de guerra. Este es un juicio falso sin absolutamente ninguna legitimidad. Mis pensamientos están con las familias. Seguimos haciendo todo lo posible para apoyarlos», ha tuiteado Truss apenas se conoció la sentencia contra los mercenarios.
En este sentido, el analista militar y director del Instituto Español de Geopolítica, Juan Aguilar, argumenta por qué estos mercenarios no son prisioneros de guerra.
«Esta mujer dice cosas que entiendo que es propaganda. No creo que ya encima sea tan ignorante como para no conocer el protocolo 1 de la Convención de Ginebra. Un mercenario es una persona que está motivada para participar en un conflicto bélico por decisión propia, como beneficio privado. No es nacional, ni residente del Estado en el que se han producido los hechos, es decir, en el que él ha estado combatiendo. Tampoco ha sido enviado por un Estado en una misión oficial; y no es miembro de las Fuerzas Armadas de ese Estado en cuyo territorio se han realizado esos hechos. Por tanto, es un mercenario», concluye Aguilar.
Concretamente, el Protocolo adicional I de la Convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales, en resolución del 8 de junio de 1977, define un mercenario como la persona:
a) que haya sido especialmente reclutada, localmente o en el extranjero, a fin de combatir en un conflicto armado;
b) que, de hecho, tome parte directa en las hostilidades;
c) que tome parte en las hostilidades animada esencialmente por el deseo de obtener un provecho personal y a la que se haga efectivamente la promesa, por una Parte en conflicto o en nombre de ella, de una retribución material considerablemente superior a la prometida o abonada a los combatientes de grado y funciones similares en las fuerzas armadas de esa Parte;
d) que no sea nacional de una Parte en conflicto ni residente en un territorio controlado por una Parte en conflicto;
e) que no sea miembro de las fuerzas armadas de una Parte en conflicto; y
f) que no haya sido enviada en misión oficial como miembro de sus fuerzas armadas por un Estado que no es Parte en conflicto.
«Aquella Convención [de Ginebra] trataba como combatientes ilegales a los espías, los mercenarios y los francotiradores», apunta el analista. En este sentido, Aguilar menciona la salvedad de los francotiradores, que pueden ser miembros de las Fuerzas Armadas de uno de los países en conflicto. «Pero también sabemos cómo han ido francotiradores extranjeros en plan mercenarios a Ucrania. Por lo tanto, no ha lugar a ese argumento» de Liz Truss, explica el experto.
Aguilar se reafirma en su comentario: «Si son combatientes ilegales, no pueden ser prisioneros de guerra. Ya lo especifica claramente la Convención de Ginebra»
Entonces, el analista militar entra en más detalles jurídicos. «También la resolución 239 de 1967 [del Consejo de Seguridad de la ONU] en la cual se establece que un ataque por mercenarios se puede interpretar como intervención extranjera. Es decir, la ministra británica debería entender que esos combatientes ilegales, que ella quiere hacer legales, [eso] significaría la intervención directa del Reino Unido de la Gran Bretaña en el conflicto en Ucrania. Es decir, sería parte beligerante, por tanto, a partir de ese mismo momento, es tanto como una declaración de guerra.
¿Y esta mujer no sabe lo que dice, o simplemente hace propaganda?»
Aguilar abunda que «hay otra resolución: la 405 de 1977, en la cual se exhorta a la comunidad internacional a tomar medidas para impedir el reclutamiento, entrenamiento, transporte, o cualquier actividad relacionada con mercenarios en su territorio: esto afectaría al Gobierno de Kiev, que es quien está permitiendo eso». Y no sólo lo está permitiendo: de hecho, el presidente, Volodímir Zelenski, ha hecho llamados a combatientes extranjeros, es decir, mercenarios, a llegar a Ucrania a combatir contra las fuerzas rusas.
«Por lo tanto, dentro del derecho internacional, estos señores que han sido juzgados y condenados, son combatientes ilegales, mercenarios, no prisioneros de guerra», sentencia Juan Aguilar.