La confiscación de los fondos podría destruir la reputación del país entre los inversores, informa el New York Times.
La Casa Blanca teme que la confiscación de activos rusos pueda dañar su reputación, informó el martes el New York Times.
Según las fuentes del periódico, altos funcionarios de la administración del presidente Joe Biden creen que la incautación de activos sería ilegal y podría disuadir a otros países de confiar en Estados Unidos y el dólar como refugio seguro para la inversión.
La confiscación de los activos rusos y su uso para reconstruir Ucrania fue un tema central en una reunión de altos funcionarios económicos de las naciones del G7 hace dos semanas. Canadá, Alemania y algunos países de Europa del Este apoyan la idea que expresó inicialmente el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell. Hasta ahora, Estados Unidos ha sido cauteloso.
La jefa del Departamento del Tesoro, Janet Yellen, dijo el mes pasado que la confiscación de fondos rusos a favor de Ucrania sería ilegal. Según el New York Times, los funcionarios de la administración de Biden están debatiendo si tal medida “alentaría a otros países a poner las reservas de sus bancos centrales en otras monedas y mantenerlas fuera del alcance de los estadounidenses”. Aún no se ha tomado ninguna decisión sobre el tema.
Según los informes, Washington y sus aliados han bloqueado $ 300 mil millones de las reservas de Rusia como parte de las sanciones impuestas en respuesta a la operación militar de Moscú en Ucrania. Sin embargo, la cantidad real puede ser menor. De estos fondos, alrededor de 100.000 millones de dólares fueron congelados por EE. UU., 24.500 millones de dólares por la UE, y el resto aparentemente se dispersó en los bancos centrales de todo el mundo.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky estimó el mes pasado que el costo de la reconstrucción de su país podría ser de $600 mil millones, lo que significa que los activos del banco central de Rusia en el extranjero solo cubrirían una parte de los costos.
Rusia ha calificado la posible confiscación de sus reservas de divisas como un acto de “anarquía total” que socavaría la base misma de las relaciones internacionales.