Un nuevo informe del gobierno afirma que las políticas agrícolas de Beijing podrían ser peligrosas para los Estados Unidos
Los esfuerzos de China para lograr la seguridad alimentaria representan una amenaza para EE. UU., según una agencia federal enfocada en el comercio con Beijing. Los funcionarios advierten que las empresas chinas podrían intentar robar la propiedad intelectual, reducir las ganancias de las exportaciones de alimentos de Washington, socavar las cadenas de suministro estadounidenses e incluso atacar los cultivos genéticamente modificados de los EE. UU. con una guerra biológica.
Un informe emitido esta semana por la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China se centra en el “interés de China en la agricultura estadounidense” y afirma que Beijing está “aumentando la seguridad alimentaria a través de la inversión en el extranjero” después de enfrentar “desafíos” en los últimos años.
“Sin embargo, los esfuerzos internos del gobierno chino no son suficientes para resolver los problemas de China”, concluyó el informe, y agregó que Beijing ahora mira al exterior “para abordar sus necesidades a través de inversiones y adquisiciones de tierras de cultivo, cría de animales, equipos agrícolas y propiedad intelectual. (PI), particularmente de semillas GM [modificadas genéticamente]”.
Argumentando que China está “hambrienta” de propiedad intelectual estadounidense, el documento continúa advirtiendo sobre posibles “aplicaciones militares” de las tecnologías agrícolas, e incluso sugiere que el Ejército Popular de Liberación podría algún día intentar librar una guerra biológica contra los cultivos estadounidenses modificados genéticamente.
“Si bien el principal interés de China en obtener semillas transgénicas de Estados Unidos es mejorar el rendimiento de sus cultivos, es posible que la propiedad intelectual agrícola se convierta en un arma”, dijo. “Al igual que piratear un código de computadora, Beijing podría piratear fácilmente el código o el ADN de las semillas transgénicas de EE. UU. y llevar a cabo una guerra biológica creando algún tipo de plaga que podría destruir los cultivos estadounidenses”.
El informe también citó preocupaciones más mundanas en torno a las cadenas de suministro de EE. UU., afirmando que Beijing podría lograr una «influencia indebida» sobre la economía estadounidense a través de sus inversiones y «erosionar la competitividad de EE. UU. en tecnología agrícola».
Además, las adquisiciones ilícitas de semillas transgénicas por parte de China brindan un impulso para el desarrollo de dichas semillas por parte de China, privan de ingresos a las empresas estadounidenses y ofrecen la oportunidad de descubrir vulnerabilidades en los cultivos estadounidenses”, agregó la comisión.
Las advertencias de Washington se producen en medio de una creciente crisis alimentaria internacional derivada del ataque de Rusia a Ucrania a fines de febrero, así como de la campaña de sanciones masivas de Occidente en respuesta. Tanto Rusia como su vecino son importantes exportadores agrícolas y suministran a algunas naciones grandes proporciones de su grano.
Aunque los funcionarios estadounidenses y aliados han atribuido la escasez de cereales y fertilizantes solo a Moscú, China rechazó recientemente esos cargos ante las Naciones Unidas y, en cambio, señaló las sanciones económicas occidentales.
“Las sanciones no traerán la paz, sino que solo acelerarán el contagio de la crisis, desencadenando crisis alimentarias, energéticas y financieras en todo el mundo”, dijo a principios de este mes el embajador adjunto de China ante la ONU, Dai Bing.