China y Rusia se opusieron en ONU a la aplicación de más sanciones contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC), en tanto los países occidentales siguen presionando hoy para establecer medidas de ese tipo.
Anoche, Beijing y Moscú vetaron en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución presentado por Estados Unidos con el fin de establecer medidas restrictivas adicionales a la nación asiática.
De acuerdo con el representante de China ante Naciones Unidas, Zhang Jun, las sanciones adicionales no ayudarían a responder a la situación actual y solo crearían más confrontaciones o tensión.
Las medidas punitivas adicionales complicarían las posibilidades de avanzar en temas de desnuclearización y supondrían un castigo para la población norcoreana en un momento complicado por el brote de Covid-19 en ese país, recalcó.
En tanto, el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, aseguró que la «línea dura» del Gobierno estadounidense destruyó por completo los progresos positivos registrados en años anteriores con la RPDC.
Según destacó el diplomático ruso, reforzar la presión con sanciones a Pionyang no solo es inútil, sino que es extremadamente peligroso desde un punto de vista humanitario.
En respuesta a los últimos ensayos con misiles de la RPDC, Estados Unidos propuso la víspera ante el Consejo de Seguridad un proyecto de resolución para endurecer las sanciones a los buques que desempeñan un papel en el programa nuclear de esa nación asiática.
Además, el documento se presentó apenas unas horas después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, concluyera su viaje a Corea del Sur y Japón para discutir con los líderes de esos países temas de seguridad y comercio regionales.
Washington anunció hace dos meses que buscaría endurecer las sanciones contra la RPDC y ha tratado sin éxito de convencer a China y Rusia para hacerlo.
Tanto la delegación china como la rusa consideran que las sanciones no son la respuesta adecuada y culpan a Estados Unidos de la situación actual.
Beijing y Moscú apuestan por rebajar las sanciones para reconocer los gestos de acercamiento que la RPDC hizo durante los últimos años, en los que llegó a mantener negociaciones con la administración estadounidense cuando estaba dirigida por Donald Trump (2017-2021).
Si bien la RPDC abandonó durante un tiempo sus ensayos armamentísticos, los retomó ante la falta de avances en el diálogo con Estados Unidos, que no consiguió resultados concretos y ahora permanece congelado.
Asimismo, Pionyang califica a su estrategia de disuasión nuclear como un derecho a la legítima defensa.
Tras imponer unas primeras sanciones en 2006 después de que la RPDC llevara a cabo su primer ensayo atómico, el Consejo de Seguridad endureció progresivamente los castigos hasta 2017, cuando aprobó el paquete más reciente.
Esas medidas incluían limitaciones al acceso a productos petroleros y vetos a las exportaciones de varios sectores