Sería ideal la convivencia en una sociedad humana globalizada donde el respeto por los derechos, la no agresión, la autodeterminación de los pueblos y la riqueza en la diversidad cultural no trastornada; definan los puntos elementales de las relaciones geopolíticas. Sin embargo, esa no es la realidad, mientras una élite occidental sostenga su motor económico mediante el aparataje de la guerra, la sublevación de los pueblos y la erradicación de la narrativa histórica del individuo; no queda otra opción más que blindarse social, cultural y militarmente.
La élite occidental mantiene un dominio territorial con características peculiares, entre las que destaca una población étnica y cultural diversificada, lo que ha llevado a la aplicación de políticas que desvinculan al individuo de su familia y su cultura de origen. Por tal razón se puede observar toda una gama sofisticada de códigos de manipulación psicológica en plataformas digitales, donde el trastorno de la estructura familiar, la sexualidad, la erradicación de la religión y la sobreposición individual, fracturan al individuo en su noción psico-colectiva, deformando sus emociones, creando un ser programable. Este hecho genera un impacto directo en la estructura social, y a su vez en la lógica militar.
Si partimos de esta situación, comprenderemos que la Acción Militar Especial de la Federación de Rusia sobre la administración neo nazista de Ucrania, no significa solamente una situación incentivada por la élite occidental, sino también la confrontación de dos modelos de subsistencia global; una predispuesta a eliminar la narrativa histórica del individuo y la deformación de las estructuras sociales en pro de establecer un dominio mejor programado, y otra que compone la resistencia en pro de mantener la narrativa histórica de las sociedades como una verdad inalienable y su subsistencia aunada a garantizar la formación de un individuo con consciencia y criterio.
TERRITORIO Y CONDICIÓN CLIMÁTICA
Territorio y clima, lo que no tomó en cuenta el alto mando del ejército alemán, llevando al fracaso la Operación Barbarroja. Un resultado algo similar se habría llevado Napoleón Bonaparte en su campaña contra Moscú en 1810.
Rusia es la nación más grande del planeta, con una superficie superior a los 17 millones de kilómetros cuadrados, lo que la hace prácticamente imposible de abordar militarmente.
Las condiciones del clima ruso componen un completo infierno para cualquier componente militar, y a pesar de los grandes avances en equipamiento de movilidad, vehículos multipropósitos y material especializado; las condiciones climatológicas y terrestres generaría problemas que aún con la tecnología actual, sería complejo de superar en tiempos operacionales que puedan predisponerse en un conflicto..
Puede tomarse el tema del avance tecnológico en la movilización y logística, pero ante las condiciones naturales rusas, las dificultados aun seguirían generando una clara superioridad, además de que el personal no estaría acostumbrado a resistir las condiciones, y a pesar del uso del mejor arsenal tecnológico, controlar Rusia sería una tarea sencillamente imposible. Por tal razón, todo conflicto militar de desestabilización que intente afectar a Rusia se estima en sus alrededores (Ucrania, Georgia, Bielorrusia, Kazajistán, etc), jamás dentro de su territorialidad.
Sin embargo, divago en un asunto imposible, y no sólo por las condiciones terrestres y climatológicas o capacidades armadas, sino también por toda una nomenclatura jurídica internacional que lo impide, y en tal caso de violentarse con una agresión de altas magnitudes, provocaría un conflicto global en la que todos pierden.
Esto no significa que la élite occidental no desee ver derrotada a Rusia, pues constantemente buscan alternativas multifactoriales para dicho fin.
Pero la dificultad más importante de la élite occidental para alcanzar sus objetivos, radica en la dirección del gobierno ruso y el tipo de sociedad que compone la federación, una muy compleja de infiltrar y abordar con estrategias psico-emocionales.
DIRECCIÓN DE LÓGICA Y ENFOQUE DEL GOBIERNO RUSO
En la actualidad, las relaciones geopolíticas ya no están determinadas por la visión ideológica, sino por los parámetros globales que condicionan la postura ante lo polos de poder.
La diversificación económica, la conservación de la familia, la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo con impacto en el individuo. han sido ejes elementales para sostener una renovada estructura social que coadyuve a la fortaleza militar.
Por tal razón podemos observar que, el Presidente Vladimir Putin de Rusia y el Presidente Xi Junping de China, aun siendo antagónicos en la visión del modelo ideológico, sostienen políticas conservadoras similares respecto a los valores del individuo, la formación familiar, el impacto en la consolidación cultural y el resultado directo e indirecto de las políticas educacionales con efectos en la lógica militar.
Lo dicho anteriormente terminan siendo efectivo si se integra la independización del aparato de producción económica, y aunque ésta forma parte de un gran enramado global, deberá tener la capacidad de sortear situaciones emergentes y mantener una autosustentación interna totalmente independiente. En este punto el Presidente Vladimir Putin ha venido trabajando desde hace más de dos décadas, y el resultado es obvio, el compendio de sanciones más numerosas y descaradas que se ha visto en la historia reciente, no ha hecho tambalear a Moscú.
Adicional a la preparación de una importante estrategia defensiva multifactorial, el gobierno ruso ha venido trabajando en otros dos puntos. El primero radica en el concepto de una diplomacia coherente, inteligente y suficientemente cuidadosa para no generar ninguna debilidad geopolítica.
El segundo compone una importante capacidad de la influencia estratégica. Lo que ha generado el levantamiento de una industria tecnológica y militar poderosa.
ESTRUCTURA SOCIAL RUSA COMO ELEMENTO ORGÁNICO DE DEFENSA
Este aspecto se encuentra vinculado a las más estrictas líneas de acción que ha sostenido el Kremlin y su importancia es vital en la consolidación de la soberanía.
La estructura social rusa es mayormente conservadora, no compone una variedad étnica desligada a los símbolos nacionales y se ha fusionado entorno a la formación familiar. A esto debemos anexar una persistente identidad histórica, enriquecida con la integración de pueblos originarios de distintas procedencias dentro del territorio, incorporándole una costumbre marcial en su juventud.
Cuando un gobierno recurre a políticas sociales que permiten la deformación de la familia, puede resultar en un peligro generacional que pondrá en jaque la soberanía en cuestión de tiempo. Este factor incentivado por Estados Unidos en occidente ha sido detectado por Rusia y China.
El Presidente Vladimir Putin ha estado construyendo un sistema de gobierno con claras nomenclaturas de dirección social, enfocadas en protección de la familia y sus bases de acción atadas a la construcción de una moral individual y colectiva relacionada a la narrativa histórica, creando una identidad de cohesión entre pueblo y gobierno.
Esto permite, en gran parte de los casos, forjar un joven que logra relacionar el sentido de pertenencia ante los símbolos nacionales y su historia, con las bases emocionales de su propia familia. En otras palabras, se construye a un individuo que entiende la responsabilidad del deber patrio como parte indispensable del sentimiento familiar. Por tal razón el ciudadano ruso que está siendo forjado por dicha lógica, representa uno de los desafíos más grandes de la élite occidental.
La ausencia de esta identidad, es la principal razón de que la sociedad civil ucraniana no ha ofrecido resistencia armada notable contra los combatientes rusos, situación que ha obligado a la administración política de Ucrania a recurrir a sus fieles movimientos nazis y mercenarios extranjeros.
A pesar de la impresionante presencia de operadores de inteligencia de la OTAN en Ucrania, se les ha hecho casi imposible efectuar operaciones de sabotaje o recepción de datos, dentro y fuera de territorio ruso, ¿saben porque?, la sociedad de identidad rusa (incluyendo Crimea y el Donbas) son extremadamente difíciles de penetrar.
Hubiera querido escribirles sobre el misil crucero Burevestnik, el sistema subacuático multipropósito Poseidón, los misiles hipersónicos Kinzhal, el misterioso sistema Peresvet, los misiles intercontinentales Sarmat, el planeador hipersónico Avangard, los BM30 Smerch, Iskander, S400 Triumf, los vehículos blindados T72B3 y T90, entre muchas otras tecnologías militares rusas que harían pensar a cualquiera de cualquier aventura. Pero hubiera sido más de lo mismo, y no tomaríamos en cuenta el componente principal que sostiene la soberanía de una nación, el pueblo y la dirección del liderazgo.
Experto Militar Omar al Atrach