El 22 de mayo el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, propuso que Noruega compartiera sus «enormes ganancias» de las exportaciones de gas y petróleo con Ucrania porque considera que «es injusto» que el país escandinavo tenga semejantes ganancias. La respuesta de Oslo no se hizo esperar.
El secretario del ministerio de Exteriores noruego, Eivind Vad Petersson, desestimó las declaraciones de Morawiecki y refutaron los datos del primer ministro polaco sobre las enormes ganancias, puesto que todos los ingresos se destinan al fondo de pensiones que desde el principio del año ha perdido un 51.200 millones de dólares en valor.
Y es que a pesar de que las ganancias por las ventas de hidrocarburos han crecido en el contexto del conflicto en Ucrania, la economía de Noruega está experimentando serios problemas debido al desplome de la bolsa de valores.
El funcionario también aseveró que los propios ciudadanos noruegos experimentan problemas a raíz de los crecientes precios de la electricidad y la gasolina.
«Noruega ya hizo una considerable contribución a la ayuda internacional a Ucrania y hará más», declaró el secretario de la Cancillería noruega.
Cabe destacar que en la propia Varsovia la propuesta de Morawiecki ha sido objeto de críticas y burlas.
Numerosos países condenaron la operación militar que Rusia lanzó en Ucrania el pasado 24 de febrero y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales con la intención de infligirle a la economía rusa el mayor daño posible para presionar a Moscú a detener las hostilidades.
Por primera vez, las sanciones incluyen la desconexión parcial de Rusia del sistema SWIFT y la inmovilización de las reservas internacionales de su Banco Central, así como el embargo sobre la importación de petróleo ruso por algunos países.
Estas sanciones ya provocaron a nivel mundial un aumento de los precios del petróleo, el gas y los fertilizantes.