El asesinato de dos mujeres periodistas ha causado conmoción en los últimos días. Son los casos de la reportera palestina de la cadena Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, quien fue asesinada en una operación del Ejército israelí en Yenín, y de la periodista chilena Francisca Sandoval de 29 años tras recibir un impacto de bala el pasado 1 de mayo.
Caso Shireen Abu Akleh
El analista internacional Pablo Jofré Leal señala que el asesinato de la periodista palestina es «uno más de los crímenes crónicos que comete el régimen sionista en contra de la población palestina. En el mismo día en que se asesinaba a Shireen Abu Akleh, se asesinaba a un joven palestino también».
Jofré Leal alude precisamente al funeral del joven palestino. «Fue absolutamente reprimido por las fuerzas militares israelíes, al igual que el funeral de la periodista palestina Shireen Abu Akleh. Es decir, crímenes que se cometen crónicamente, periódicamente, y que sólo desde el año 2000 a la fecha significaron 47 periodistas palestinos –hombres y mujeres– asesinados por el Ejército israelí».
«En el caso de Shireen indudablemente concurren una serie de otros elementos: corresponsal de una cadena internacional como Al Jazeera, periodista con más de 27 años de ejercicio de su profesión en los territorios ocupados, reconocida internacionalmente, con su vestimenta con protección, como es el chaleco antibalas, con un casco, con la palabra ‘Prensa’ escrita en el pecho, con la visibilización de su trabajo a través de una patrulla del Ejército israelí que vio pasar a Shireen, al productor y a otros periodistas. Y a pesar de eso, hay un asesinato que los propios funcionarios de las Naciones Unidas lo han calificado como posible de ser descrito como crimen de guerra. Esto es un crimen de guerra. Pero además es un crimen de lesa humanidad. Además, es un atentado, algunos hablan, de la libertad de expresión: en Palestina la libertad de expresión está coartada hace muchos años. [Este asesinato] reúne todas las características de un acto criminal que debe ser investigado y que debe ser sancionado por los organismos internacionales», manifiesta Jofré Leal.
Entonces, el analista plantea una circunstancia. «Si [un asesinato de estas características] aconteciera en Ucrania y el asesinado fuera un periodista británico, francés o norteamericano, por una bala atribuida a las fuerzas rusas, indudablemente que el mundo, este mundo de la comunidad internacional, de estos sujetos de derecho internacional, se habrían levantado hace mucho rato y estarían exigiendo más penas del infierno para Rusia, si así fuera».
Caso Francisca Sandoval
Jofré Leal advierte que Sandoval fue asesinada durante la cobertura periodística de un acontecimiento, como era el 1 de mayo, en un sector que está muy afectado por la delincuencia, por el narcotráfico, por la escasa presencia del Estado en esa zona desde el punto de vista de la protección a la ciudadanía.
«Y en ese escenario, lo que se genera es que en una marcha del 1 de mayo, vendedores ambulantes, mezclados con sicariato, absolutamente ya comprobado, elementos chilenos, pero también extranjeros, que armados comenzaron a disparar contra la muchedumbre, pero en un acto que a estas alturas yo definiría como un asesinato premeditado», apunta el periodista.
«Lo que van mostrando todos los indicios es que esto se trató de un asesinato, no sé si por encargo, no podría definirlo así, pero sí con uso de elementos delictuales que no les disparaban a aquellos que estaban generando disturbios en el sector, sino que disparaban justamente hacia el sector donde se encontraban los periodistas en ese momento, entre ellos, Francisca Sandoval, que recibió un disparo en la cabeza, lo que generó que durante 12 días estuviera hospitalizada tratando de salvarle la vida, lo que finalmente no resultó», expresa Pablo Jofré Leal.