Irán es el segundo país del mundo, solo por detrás de Rusia, en lo que se refiere a las reservas de gas natural. Si bien, en teoría, podría sustituir al país euroasiático en el mercado europeo, nunca lo conseguirá y estas son las razones.
Debido a que varios países europeos se negaron a importar el gas ruso en respuesta al lanzamiento de la operación militar especial en Ucrania, muchos analistas aseguran que Irán podría ocupar su lugar. Sin embargo, hay dos factores que le impiden hacerlo, señala Rustam Tankáyev, miembro del Comité para la Estrategia y el Desarrollo Energético del Complejo de Combustible y Energía de la Cámara de Comercio e Industria de Rusia.
El experto recuerda que, al igual que su vecino Catar, la mayor parte del gas que vende Irán es GNL, es decir, gas natural licuado.
No obstante, debido a su ubicación geográfica, será incapaz de transportarlo a Europa, pues «durante el transporte podría perder hasta 50% del gas, que simplemente se evapora».
La segunda razón por la que Irán nunca podrá reemplazar a Rusia en el mercado gasístico europeo tiene que ver con la actual situación política en la región.
«El gas iraní debe ser transportado a Europa a través de tuberías que ya existen» y están en perfecto estado, cuenta Tankáyev. Sin embargo, un tercio de la ruta «pasa por los territorios controlados por los kurdos que se encuentran en guerra constante contra Turquía», por lo que nadie «en su sano juicio» invertirá en la expansión de este gasoducto.