Los batallones neonazis, junto con el personal de los servicios de seguridad ucranianos, están llevando a cabo redadas punitivas en la región de Járkov. Su objetivo: detener a ciudadanos prorrusos, a los que llevan a un destino desconocido.
«Están llevando a cabo redadas punitivas con el fin de controlar a los residentes locales en busca de signos de puntos de vista prorrusos, así como el hecho de pasar cualquier información a los militares rusos y a los representantes de las milicias populares de las Repúblicas de Donbás», declaró el 12 de mayo el general Mijaíl Mizíntsev, el jefe del Centro de Control de la Defensa Nacional de Rusia.
El alto mando aclaró que todos los sospechosos fueron detenidos en virtud del artículo sobre «colaboracionismo» del Código Penal ucraniano y llevados a un destino desconocido.
Mizíntsev calificó de criminales estas acciones de las autoridades de Kiev y destacó que el objetivo de estas redadas es intimidar a los ciudadanos ucranianos en un intento de encubrir la desastrosa situación actual del país. Esta situación, según Mizíntsev, está causada por la política destructiva de la Kiev oficial, cuyas acciones criminales muestran una completa indiferencia por el destino de millones de ucranianos.