Polonia y Bulgaria se negaron a realizar pagos en rublos por el suministro del gas ruso, y la compañía rusa Gazprom actuó acorde a las circunstancias: cerró el grifo para los dos países de Europa del Este que siguen dependiendo de Rusia como fuente del hidrocarburo.
Los dos países insistieron en que esto no corresponde a las condiciones del contrato firmado con Gazprom, y optaron por anteponer la postura sancionista antirrusa a los intereses nacionales. Y es que mientras para Rusia esto supone una pérdida de 5% de la exportación, Bulgaria ha perdido a la fuente del 75% de su gas natural, mientras que Polonia recibía más de la mitad de su gas de Rusia.
Los dos países no podrán encontrar a otro suministrador de gas natural y aunque Polonia cuenta con una terminal de procesamiento de gas natural licuado, tanto su capacidad como la cantidad disponible de este gas no están ni cerca de ser suficientes.
A pesar de todo ello, tanto Polonia como Bulgaria seguirán recibiendo el gas ruso, aunque a un precio mucho más alto, pues este será reexportado desde Alemania y Turquía.
En tanto, la Comisión Europea confirmó oficialmente que el pago del gas ruso por el esquema anunciado por el presidente ruso, Vladímir Putin, no supone una violación de las sanciones. De hecho, países como Austria ya aceptaron a realizar los pagos en rublos por su gas.