Durante su encuentro con el secretario general de la ONU, António Guterres, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, le explicó al diplomático por qué el caso de Kosovo le añade legitimidad al reconocimiento de la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk.
«Estoy muy familiarizado con todos los documentos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), me los leí personalmente, sobre la situación en Kosovo. Recuerdo perfectamente el fallo de la CIJ que indica que al buscar el uso del derecho de autodeterminación, el territorio no tiene la obligación de obtener el permiso para proclamar su soberanía al Gobierno central del país», destacó el mandatario ruso.
Putin recordó que esta decisión de la CIJ encontró el apoyo «de todos» y lo vio reflejado en los comentarios de los Estados y organizaciones pertinentes de EEUU y Europa.
«Si esto es así, entonces las repúblicas de Donbás, la república de Donetsk y de Lugansk, tienen el mismo derecho de proclamar su soberanía sin recurrir al Gobierno central de Ucrania. El precedente ya se creó, ¿verdad? ¿Está de acuerdo con esto?», preguntó Putin a Guterres.
A su vez, el secretario general de la ONU indicó que su organización no reconoce la independencia de Kosovo. Sin embargo, Putin le recordó que sí lo hizo la CIJ, que es el principal órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas.
«Pero la CIJ sí la reconoció. En tal caso, si este precedente ha sido creado, entonces lo mismo podían hacer las repúblicas de Donbás. Al hacerlo, nosotros ejercimos el derecho de reconocerlas como Estados independientes. Eso mismo hicieron muchos países del mundo, incluidos nuestros oponentes occidentales, en relación a Kosovo que es reconocida por muchos países. Esto es un hecho», aseveró Putin.
Después de todo esto, siguió el presidente ruso, dichas repúblicas recurrieron a Rusia solicitando ayuda militar contra el país que está llevando a cabo operaciones militares en su contra. Así que Rusia tuvo pleno derecho de hacerlo acorde al artículo 51 de la Carta de la ONU, explicó.
El mandatario ruso anunció en la madrugada del 24 de febrero el lanzamiento de una operación militar especial en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitan ayuda frente al genocidio por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según Putin, es la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania. Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.
Ucrania rompió las relaciones diplomáticas con Rusia, impuso la ley marcial en todo el territorio nacional, además del toque de queda en Kiev y otras ciudades, decretó la movilización general e instó a la comunidad internacional a activar «todas las sanciones posibles» contra el líder ruso.
Numerosos países, con excepciones como China, condenaron en términos enérgicos la operación militar de Rusia en Ucrania y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales.