ZÚRICH — El gasto militar mundial creció en 2021 por séptimo año consecutivo y superó los dos billones de dólares por primera vez en la historia, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz con sede en Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés).
El nuevo máximo, 2,113 billones de dólares, supone una subida del 6,1% en términos nominales y del 0,7% en términos reales, constata el SIPRI en un informe publicado este 25 de abril. En relación con el producto interior bruto mundial, no obstante, el gasto militar bajó del 2,3 al 2,2% debido a una fuerte recuperación económica registrada en 2021.
Estados Unidos, China, India, Reino Unido y Rusia fueron los cinco países que más gastaron en materia militar, correspondiéndoles el 62% del total.
El gasto militar de EEUU retrocedió el pasado año un 1,4%, hasta los 801.000 millones de dólares. El recorte fue más pronunciado en la adquisición de armas (-5,4 %) que en los programas de investigación y desarrollo (-1,2 %). Entre 2012 y 2021, la financiación de I+D en los programas militares de EEUU subió un 24%, lo que lleva al SIPRI a la conclusión de que el país se está centrando en las tecnologías de nueva generación.
China destinó a defensa unos 293.000 millones de dólares en 2021, un 4,7% más que en 2020. El gigante asiático lleva 27 años consecutivos aumentando el gasto en su ejército.
El gasto militar de la India, de 76.600 millones de dólares, fue el tercero más grande del mundo. La cifra representa un incremento del 0,9% con respecto a 2020 y del 33% en comparación con 2012.
Las asignaciones militares del Reino Unido subieron un 3% el pasado año, hasta los 68.400 millones de dólares.
«Rusia incrementó su gasto militar un 2,9% en 2021, hasta los 65.900 millones de dólares, mientras iba concentrando sus fuerzas en la frontera ucraniana. Ese fue el tercer año consecutivo de crecimiento y el gasto militar ruso alcanzó el 4,1% del PIB en 2021», señala el SIPRI.
Lucie Béraud-Sudreau, directora del Programa de Gasto Militar y Producción de armas del SIPRI, opina que el aumento de los ingresos por el petróleo y el gas ayudaron a Rusia a incrementar el pasado año el gasto militar que había disminuido entre 2016 y 2019 como resultado de los bajos precios de la energía y las sanciones impuestas tras la reincorporación en Crimea en 2014.