Carestía de alimentos, causas y consecuencias


Impulsados por la pandemia de Covid-19, los altos costos de la energía y la crisis en Ucrania, los precios de los alimentos contribuyen a reforzar la inseguridad alimentaria a nivel global.

La pandemia, y las medidas para enfrentarla, estimularon el crecimiento de los precios al acentuar los desajustes en la producción, disponibilidad, distribución y acceso a los alimentos generados por los conflictos, el cambio climático, la pobreza y desigualdad social, entre otros factores.

Como consecuencia, entre 720 y 811 millones de personas sufrieron hambre en todo el mundo en 2020, 118 millones más que el año precedente, según la más reciente edición de “El estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo 2021”.

El informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otras cuatro agencias pertenecientes al organismo mundial, mencionó el precio de los alimentos, y sus elementos condicionantes, como aspecto central en el acceso a dietas saludables.

Estos factores, combinados con los ingresos bajos, explican que unos tres mil millones de personas no puedan permitirse ni siquiera la dieta saludable más barata, con alimentos de varios grupos y mayor diversidad dentro de ellos, apuntó el documento.

A esa realidad se refirió el director general de la FAO, QU Dongyu, en la 169 sesión extraordinaria del Consejo de esa organización, convocado para analizar el impacto de la crisis en Ucrania sobre la seguridad alimentaria global.

Al apuntar que los pobres son los más afectados por la pandemia y el consecuente incremento de las cotizaciones de alimentos y combustibles, QU destacó el aumento de 12,6 por ciento registrado por el Índice de Precios de Alimentos de la FAO en marzo respecto al mes precedente.

En particular, los precios de los alimentos básicos como el trigo y los aceites vegetales se dispararon últimamente, imponiendo costos extraordinarios a los consumidores mundiales, en especial a los más pobres, dijo el director general.

Ese fue el nivel más alto alcanzado por las cotizaciones alimentarias monitoreadas por la FAO desde 1990, con destaque para los cereales, 17,1 por ciento, con alzas de 19,7 y 19,1 en trigo y maíz respectivamente, y poca variación en el arroz, cuyos precios permanecieron 10 por ciento por debajo de los de hace un año.

Por su parte, los del aceite vegetal escalaron 23,2 por ciento, impulsados por las semillas de girasol, de las cuales Ucrania es el principal país exportador, tendencia similar seguida por el aceite de palma, soja y colza, apuntó la FAO.

En igual sentido aumentó 6,7 por ciento la cotización del azúcar, 20 por ciento más que en marzo de 2021, acompañada por aumentos de 4,8 en la carne y 2,6 en los productos lácteos.

DELIBERACIONES DEL CONSEJO DE LA FAO

La sesión extraordinaria de la FAO fue convocada a instancias de 80 países miembros, encabezados por Estados Unidos y la Unión Europea, que presentaron un proyecto de resolución en el cual reafirmaron su apoyo a la adoptada por la Asamblea General de la ONU el 2 de marzo último.

El borrador, aprobado por 23 votos a favor, cuatro en contra y 16 abstenciones, centró su atención en aspectos relacionados con la incidencia del conflicto en Ucrania, con un claro sesgo político, sin tomar en cuenta sus antecedentes ni los de la inseguridad alimentaria.

La delegación de la Federación de Rusia compartió las preocupaciones sobre el aumento global del precio de los alimentos y el costo de las materias primas agrícolas, y su impacto negativo sobre la seguridad alimentaria de los sectores más vulnerables de la población.

Sin embargo, en carta dirigida al director general, la representación de la nación euroasiática presentó otra propuesta de resolución en la cual recordó que esos problemas existían desde mucho antes de la crisis en Ucrania.

En tal sentido, citó el informe del Sistema de Información de Mercados Agrícolas al G20 el 17 de noviembre de 2021, el cual indicó que en octubre de ese año el incremento del índice de precios excedió el pico de 2008.

De hecho, los conflictos que comenzaron durante los últimos 20 años en Afganistán, Siria, Iraq, Yemen y Libia, que aún continúan, provocaron la hambruna de más de 60 millones de personas en esos países, señaló la misiva. La crisis en Ucrania, subrayó, se convirtió en una gota más en el balde de conflictos que se ha ido llenando desde hace 20 años.

El documento se refirió, además, a la aplicación de medidas económicas, comerciales y financieras unilaterales, contrarias al derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, como un factor que socava seriamente la estabilidad de los mercados de alimentos.

La iniciativa rusa fue descartada finalmente por seis votos a favor, 21 en contra y 16 abstenciones.

PERSPECTIVAS

Argumentos sobre la preexistencia del fenómeno, similares a los expuestos por la Federación de Rusia en el Consejo de la FAO, manejó el Banco Mundial en la “Actualización de la inseguridad alimentaria” publicada el 8 de abril.

Antes que la Covid-19 redujera los ingresos e interrumpiera las cadenas de suministro, el hambre crónica y el hambre aguda estaban aumentando por diversos factores como los conflictos, las condiciones socioeconómicas, los peligros naturales, el cambio climático y las plagas, precisó el artículo.

Al respecto, puntualizó que hasta la fecha de publicación del documento, el índice de precios de los productos básicos agrícolas creció 29 por ciento comparado con enero de 2021, incluidos los del maíz y el trigo, superiores en 49 y 60 por ciento respectivamente, mientras los del arroz disminuyeron 17 por ciento.

Tras señalar que “los precios de los alimentos ya eran altos”, el texto recalcó que el conflicto en Ucrania provocó un incremento mayor, con las principales afectaciones en productos básicos como trigo, maíz, aceites comestibles y fertilizantes.

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió sobre una “crisis sísmica de hambre” en momentos de necesidades sin precedentes generadas por conmociones climáticas, guerras, la Covid-19 y los precios en espiral de alimentos y combustibles.

En un artículo titulado “Necesidades sin precedentes amenazan una catástrofe por hambre” el PMA anunció el 4 de abril que en la situación actual espera contar con menos de la mitad de los 18,9 miles de millones de dólares necesarios para “salvar vidas y construir resiliencia para 137 millones de personas en 2022”.

La agencia especializada de la ONU destacó que al aumento de 30 por ciento en los costos de sus operaciones respecto a 2019, con erogaciones mensuales de 42 millones de dólares, debió sumar otros 29 millones, con la misma periodicidad, por el alza de precios de los alimentos y combustibles, derivada de la crisis en Ucrania.

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