Desde su entrada en servicio en marzo de 2017, las estimaciones del número de cazas de quinta generación J-20 en la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China han variado.
Múltiples fuentes occidentales afirman que ya son más de 150 unidades las que estaban en servicio en 2021, mientras que otros analistas, basándose en los recuentos de los números de serie observados y el número de unidades que han recibido la aeronave de una manera confirmada, situaron sus estimaciones en menos de 100.
Sin embargo, un informe de la CNN sobre el despliegue del J-20 para patrullar el mar de la China Oriental y el mar de la China Meridional el 15 de abril situaba esta cifra considerablemente más alta, estimando que había alrededor de 200 cazas de este modelo en servicio. De acuerdo con el medio, gracias a su gran alcance, estas aeronaves serían capaces de operar lejos en el mar para proteger las reivindicaciones territoriales chinas.
La evaluación destacaba que la incorporación del motor WS-10C de fabricación nacional proporciona una mayor independencia de Rusia, que suministraba sus motores AL-31 para el J-20. Además, según Military Watch el WS-10C también ha aumentado la autonomía de los cazas y proporciona más potencia en el modo de no poscombustión, lo que les dota de la capacidad de supercrucero, es decir, volar a una velocidad supersónica durante largos periodos de tiempo sin utilizar poscombustión.
El J-20 se ha producido con los motores WS-10C desde mediados de 2019, y la producción en serie a gran escala fue anunciada en diciembre de 2021. El caza ha entrado en servicio en un número cada vez mayor y actualmente está en servicio con siete brigadas de la Fuerza Aérea china.
Entre otras cosas, la aceleración de la producción se debe a la rápida mejora del diseño, que ha incluido cambios en el fuselaje y trabajos de desarrollo de variantes especializadas para desempeñar funciones de apoyo, como manejo de drones y lucha radioelectrónica.
Con ello, el aumento de la producción podría producirse a expensas de otros cazas, sobre todo el J-11D, que todavía está en fase de prototipo, y el J-16, del que se cree que se han construido más de 200 unidades.
Aunque una estimación de 200 unidades del J-20 en servicio sigue siendo elevada si se tiene en cuenta el número de unidades que los despliegan, es factible que con la aceleración del ritmo de producción este número sea más realista para finales de 2023.
A medida que continúen las inversiones en la expansión de la producción, sigue siendo muy probable que el J-20 se convierta en el caza pesado de quinta generación más fabricado de todos y es posible que veamos una flota compuesta por más de 500 unidades de este modelo antes del final de esta década, concluye Military Watch.