El último momento de desconcierto para el presidente de EE.UU. ocurrió en Carolina del Norte
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha sido ampliamente objeto de burlas luego de una aparición pública el jueves. Después de pronunciar un discurso en Carolina del Norte, pareció ofrecer un apretón de manos sin que nadie lo recibiera.
El presidente visitó la Universidad Estatal A&T de Carolina del Norte en Greensboro para dar un discurso de 40 minutos sobre la economía. Después de terminar sus comentarios sobre cómo ha trabajado su administración para reconstruir las cadenas de suministro y poner en marcha una recuperación económica, Biden giró a la derecha y extendió la mano como si la estuviera ofreciendo para un apretón de manos. Luego le dio la espalda a la audiencia y se quedó de pie por un segundo o dos, antes de salir del escenario.
Los opositores políticos de Biden interpretaron el gesto de la mano como el último episodio de aparente confusión, que el político de 79 años ha demostrado en varias ocasiones durante su presidencia
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Richard Grenell, quien se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Alemania y director interino de inteligencia nacional en la administración Trump, lo calificó como un momento de “debilidad” que todo el mundo ve. El senador republicano Ted Cruz tuiteó un emoji de ojos en respuesta a las imágenes del episodio. La representante Marjorie Taylor Greene dijo que es “increíblemente vergonzoso” tener a Biden como presidente.
Algunos usuarios de Twitter dijeron que Biden quería darle la mano a un amigo imaginario o un fantasma. Otros le dieron el beneficio de la duda. “Claramente fue un gesto con la mano (un juguetón ‘¿Cómo es eso?’) para su gente”, dijo un usuario que se describe a sí mismo como “sólidamente a la derecha”, desestimando las críticas de Grenell.
Desde la campaña presidencial de 2020, Biden ha sido mucho menos enérgico que en años anteriores. En varias ocasiones, ha parecido desviarse de su línea de pensamiento al hacer discursos públicos o hablar con los medios. Los críticos afirman que estos son signos de deterioro de la capacidad mental, lo que sus partidarios niegan.
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