MOSCÚ — Todos los rusos, independientemente de sus convicciones políticas, se han convertido estos días en «un pueblo perseguido», que es víctima del «racismo», afirmó Valeri Fadéev, jefe del Consejo de Derechos Humanos adjunto a la presidencia de Rusia.
En una entrevista, Fadeev opinó que «el racismo, en rigor, está muy oculto en Occidente», tanto al nivel de simples ciudadanos como entre políticos e instituciones sociales que «lo alientan en vez de reprimirlo».
«Es una historia muy trágica, la de las relaciones entre Occidente y el mundo exterior, nos hemos visto ahora en la posición de pueblo perseguido», lamentó Fadéev, al calificar la reacción de la ONU, la OSCE y demás organismos internacionales a esta situación de «claramente insuficiente».
Esa actitud racista, según él, «se extiende ahora a todos los rusohablantes, no importa si una persona apoya o no la política de los líderes rusos, si apoya la operación militar en Ucrania o se opone a ella. Nadie quiere entender tales ‘sutilezas’. Ruso significa enemigo», constató.
Fadéev agregó que Rusia tiene hoy «muy pocas» posibilidades para defender a sus nacionales en el exterior, porque «es difícil cambiar ese ambiente de xenofobia y racismo».