Medvédev: nadie quiere una guerra, pero siempre hay una amenaza de un conflicto nuclear

MOSCÚ — Nadie quiere desatar una guerra, pero la amenaza de un conflicto nuclear siempre existe: todos saben que los misiles nucleares de la OTAN apuntan contra instalaciones de Rusia, y las ojivas rusas están apuntando contra objetivos en Europa y en EEUU, afirmó el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev.

«Toda nuestra gente sabe que los objetivos de los misiles nucleares de los países de la OTAN son instalaciones en nuestro país, y nuestras ojivas apuntan hacia objetivos ubicados en Europa y en Estados Unidos. Pero así es la vida. Por eso hay que pensar en ello siempre y llevar a cabo una política responsable», destacó en una entrevista con el también expresidente de Rusia.

Según el funcionario, «por lo tanto, es obvio que la amenaza siempre existe».

«Nadie quiere ninguna guerra, especialmente una guerra nuclear, una amenaza para la existencia de la civilización humana. En este sentido, tienen razón los analistas que dicen, tal vez cínicamente, que la creación de armas nucleares evitó una gran cantidad de conflictos en el siglo XX y XXI. Es la verdad. De hecho, este es el caso», dijo Medvédev.

 

El político advirtió que Rusia podría usar las armas nucleares solo en caso de un ataque contra su territorio o contra sus instalaciones nucleares, o contra los territorios de sus aliados, pues considera que los desacuerdos deben resolverse por una vía diplomática.

«Es evidente que partimos de que en las situaciones más difíciles, como la que tenemos actualmente, por ejemplo, relacionada con Ucrania, las negociaciones, los esfuerzos diplomáticos son el camino mejor, el más correcto. Las negociaciones no simpre lograr el éxito, pero hay que seguir esa vía», destacó.

Medvedev recordó la crisis del Caribe de 1962, que tuvo un «efecto aleccionador para todos: EEUU, la OTAN, la Unión Soviética, los miembros del Pacto de Varsovia».

«Ahora la situación en ciertas esferas es peor que entonces, porque en aquel momento nuestros oponentes no intentaron llevar la situación en la Unión Soviética a una crisis con ese grado de odio», advirtió.

El representante de las autoridades rusas recordó que entonces la enemistad tenía un carácter velado, y nunca «se impusieron sanciones contra las industrias o la agricultura».

«A nadie se le ocurrió tampoco imponer sanciones a Brezhnev, Podgorni y Kosiguin. Ellos, por supuesto, entendieron que no tenía sentido, como ahora, al menos tenían suficiente cerebro para no hacerlo. Ahora todos están en una situación embarazosa», agregó.

Medvédev recordó que los políticos de primer orden están sancionados de ambos lados, pero «resulta necesario comunicarse, al menos, para evitar todo tipo de consecuencias indeseables, incluidas las terribles, como, digamos, el conflicto entre Rusia y la OTAN».

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró el 5 de marzo que todo país que imponga zona de exclusión aérea en Ucrania sería parte de conflicto.
Rusia inició el 24 de febrero el lanzamiento de una «operación militar especial» en Ucrania, alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitan ayuda frente al «genocidio» por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según el presidente Putin, es «la desmilitarización y la desnazificación» de Ucrania.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.
Numerosos países condenaron en términos enérgicos la intervención de Rusia en Ucrania y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales.