MOSCÚ — Nueva Zelanda anunció que va a proporcionar a Ucrania asistencia militar no letal por valor de cinco millones de dólares neozelandeses, o unos 3,45 millones de dólares.
«El apoyo de Nueva Zelanda a Ucrania es inquebrantable y continuaremos identificando las formas en que podemos ayudar a brindar asistencia crítica para combatir la agresión de Rusia», declaró la primera ministra Jacinda Ardern.
La financiación se canalizará principalmente a través del Fondo Fiduciario de la OTAN, que proporciona combustible, raciones militares, equipos de comunicaciones y botiquines militares de primeros auxilios para apoyar a Ucrania.
Por su parte, la titular de Exteriores neozelandesa, Nanaia Mahuta, dijo que la Fuerza de Defensa de Nueva Zelanda enviará a Ucrania 1.066 chalecos antibala, 473 cascos y 571 chalecos de camuflaje y correas de arnés.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció el 24 de febrero el lanzamiento de una «operación militar especial» en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitan ayuda frente al «genocidio» por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según Putin, es «la desmilitarización y la desnazificación» de Ucrania.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.
Del 24 de febrero al 19 de marzo, las hostilidades en Ucrania causaron la muerte de al menos 902 civiles y dejaron heridos a otros 1.459, pero el balance real es mucho más alto, según la ONU. La mayoría de estas víctimas civiles, entre las que hay 75 niños muertos y 98 heridos, son resultados de ataques aéreos y de artillería.
Alrededor de 3,4 millones de ucranianos buscaron refugio en los países vecinos, a lo que se suman unos 6,5 millones de desplazados dentro de Ucrania.
Numerosos países condenaron la operación militar que Rusia lanzó en Ucrania el 24 de febrero pasado y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales que buscan infligirle a la economía rusa el mayor daño posible.