MOSCÚ — El Ministerio de Exteriores de Rusia advirtió que la red de laboratorios descubiertos en Ucrania, en los que presuntamente se desarrollaban armas bacteriológicas, suponen una amenaza para todo el continente europeo.
«Los laboratorios biológicos hallados en el territorio ucraniano representan una amenaza no solo para Rusia, sino también para toda Europa», alertó Alexéi Polischuk, responsable de la Cancillería rusa para la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que aglutina a la mayoría de los países de la antigua Unión Soviética.
La operación especial que Rusia lleva a cabo en Ucrania, subrayó el diplomático, busca también eliminar esa amenaza.
Rusia inició el 24 de febrero una operación especial para frenar los bombardeos ucranianos contra las poblaciones civiles de Donetsk y Lugansk.
El 8 de marzo, el Ministerio de Exteriores de Rusia informó que se habían hallado documentos de la red de laboratorios que operaban en Ucrania y que sustentaban las quejas contra Estados Unidos por las violaciones de la Convención para la Prohibición de las Armas Bacteriológicas y las Toxínicas (CABT).
En concreto, la documentación capturada revela que los laboratorios ucranianos destruyeron apresuradamente patógenos altamente peligrosos de la peste, ántrax, tularemia, cólera y otras enfermedades mortales el 24 de febrero, el mismo día que las fuerzas de Rusia iniciaran la operación especial en ese país.
La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, recalcó que esos laboratorios intentaron eliminar las evidencias para evitar que se descubrieran violaciones del artículo 1 de la CABT por parte de Ucrania y Estados Unidos.
Desde Washington, la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, admitió que Ucrania albergaba varios laboratorios biológicos.
El 10 de marzo, el Ministerio de Defensa de Rusia presentó un informe en el que afirmó que en esos laboratorios se hacían experimentos con el coronavirus de murciélago.
El informe del Ministerio ruso consigna además que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN habrían estado creando agentes biológicos capaces de atacar de forma selectiva a determinados grupos raciales.
Otro de los proyectos denominado UP-4 estudiaba la posibilidad de usar a las aves migratorias para propagar enfermedades peligrosas como la gripe aviar H5N1, cuya letalidad alcanza el 50 por ciento en los humanos, así como la infección Newcastle, altamente contagiosa que afecta a las aves.
Estados Unidos niega todas las acusaciones, aunque rechaza inspecciones internacionales.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, denunció el 11 de marzo en el Consejo de Seguridad del organismo internacional, que Estados Unidos bloquea desde 2001 un protocolo legalmente vinculantes de la Convención de Armas Biológicas (Bacteriológicas) sobre la creación de un mecanismo de verificación efectivo para garantizar su cumplimiento. «Esto puede llevarnos a pensar que Estados Unidos tiene algo que ocultar», advirtió.
Nebenzia alertó al resto de países europeos que el continente podría verse afectado por un brote de un agente biológico procedente de los laboratorios ucranianos, vinculados a Estados Unidos.
China instó al presidente estadounidense Joe Biden a explicar los programas de armas bacteriológicas de su país dentro y fuera de su territorio.