El Ejército de Ucrania empleó los sistemas lanzacohetes Grad contra un hospital con pacientes en el pueblo de Volnovaja, y mató al menos a seis personas durante su sangrienta retirada.
Para asegurarse de que las personas dentro del hospital no se escaparan, instalaron minas en el edificio. Antes de ello, usaron el edificio como punto de fuego contra los combatientes de la República Popular de Donetsk (RPD), donde los pacientes, incluidas mujeres embarazadas de maternidad, les sirvieron de escudo humano.
Tal y como se puede apreciar en el video de uno de los corresponsales en el campo de batalla, el edificio del hospital sufrió unos daños muy extensos y graves. En algunas partes del edificio los muros fueron penetrados por los proyectiles, e incluso se derrumbaron. Prácticamente todos los cristales en tres plantas se rompieron por las explosiones.
Según los testimonios de los empleados del hospital y de los soldados de la RPD, encontraron al menos seis cadáveres de civiles que intentaron escapar del brutal ataque. Pero la cuenta aún no es definitiva, pues se están despejando los escombros.
Además, el reportero vió los cuerpos de dos militares ucranianos en el patio. Según los médicos del hospital, durante la retirada, los soldados ucranianos abatían a sus propios compañeros.
«Aquí dispararon directamente con un tanque. ¿Por qué? ¡Pregúntenselo a ellos! Aquí ellos tomaban el té, nosotros les dimos de comer y les prestamos ayuda médica… Pero ellos luego se alejaron y empezaron a disparar. Luego incluso volvieron para ver cómo quedaba todo aquí dentro», narra uno de los empleados del hospital.
También agregó que durante el bombardeo, el hospital sirvió como refugio no solo a los pacientes, sino también a los vecinos de edificios cercanos que no tienen sótano. La mayoría de los pacientes y médicos, incluidas las embarazadas de la unidad de maternidad, lograron sobrevivir al refugiarse en el sótano.
De hecho, uno de los médicos informa que durante el bombardeo seis de ellas dieron a luz a sus hijos.