Las autoridades rusas han informado en varias ocasiones que los batallones nacionalistas están disparando indiscriminadamente, matando a civiles en las calles y utilizando a los residentes de las ciudades ucranianas como «escudos humanos» contra la artillería y otras armas rusas.
El presidente ruso Vladimir Putin pidió al presidente francés Emmanuel Macron y al canciller alemán Olaf Scholz que influyan en Kiev para obligar a sus batallones nacionalistas a dejar de cometer crímenes durante una conversación telefónica con ellos hoy.
Putin recordó en particular que estos grupos han frustrado los esfuerzos para evacuar a los ciudadanos a través de los corredores humanitarios en varias ocasiones. También citó los numerosos incidentes de «violación flagrante» de las leyes humanitarias internacionales por parte de las fuerzas de seguridad ucranianas.
«Los interlocutores plantearon la situación humanitaria en las áreas afectadas por la operación especial para proteger Donbass y Vladimir Putin les informó sobre el estado real de las cosas», dijo el Kremlin.
Sus homólogos francés y alemán, a su vez, pidieron a Rusia que negocie un alto el fuego en Ucrania. Putin, por su parte, notificó a los dos mandatarios los resultados de una reciente videoconferencia entre los miembros de los equipos negociadores ruso y ucraniano que tuvo lugar tras la tercera ronda de conversaciones.
Rusia lanzó una operación militar especial en Ucrania el 24 de febrero tras una solicitud de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (DPR y LPR) para defenderlas de los ataques de los batallones nacionalistas y el ejército ucraniano, que había estado bombardeando las dos repúblicas con proyectiles prohibidos de 120 mm. durante la semana anterior. El presidente Vladimir Putin describió los objetivos de la operación como la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
Los países occidentales condenaron la operación, calificándola de «invasión». Han introducido varias rondas de duras sanciones dirigidas a las esferas financiera y de aviación de Rusia, el Banco Central, así como a numerosos empresarios y políticos, incluido el propio Putin. Rusia ha prometido responder de la misma manera.