Según el líder ruso, los perpetradores se aprovecharon de una situación turbulenta
Los delincuentes del extranjero se abalanzaron sobre los disturbios que se desarrollaban en Kazajstán el mes pasado, cuando las protestas a las que asistieron miles de personas se tornaron violentas y dejaron más de 200 muertos, alegó el presidente ruso, Vladimir Putin.
Hablando antes de las conversaciones con el líder kazajo Kassym-Jomart Tokayev, a principios de esta semana, su primera visita al extranjero desde las protestas masivas, Putin expuso su punto de vista sobre los eventos que tuvieron lugar en la nación de Asia Central a principios de año.
“Esta es nuestra primera reunión después de los hechos de enero, cuando Kazajstán se convirtió, sin exagerar, en víctima de algunas bandas internacionales que se aprovecharon de la difícil situación del país”, dijo el presidente ruso.
Según Tokayev, estos llamados “terroristas y bandidos” del exterior atacaron la antigua República Soviética “con el objetivo de socavar el orden constitucional y, por supuesto, cometer un golpe de Estado”.
Putin dijo que “sin embargo, la situación se ha restablecido, como saben, Rusia, como uno de los países de la OTSC… le puso el hombro a Kazajistán”.
Los disturbios impulsaron a Tokyaev a pedir ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva liderada por Rusia, que une a las fuerzas armadas de seis ex repúblicas soviéticas, para “superar la amenaza terrorista”. Posteriormente, la CSTO se retiró del país después de terminar su misión de mantenimiento de la paz.
Las manifestaciones estallaron en Kazajstán a principios de enero cuando grandes grupos de manifestantes, en su mayoría pacíficos, salieron para oponerse a la eliminación de los controles de precios del GLP, un combustible utilizado por muchos para impulsar sus automóviles.
Las protestas se volvieron más violentas en los días siguientes, y los funcionarios kazajos alegaron que delincuentes armados secuestraron el movimiento y atacaron a los agentes del orden. Según ellos, hasta 20.000 “terroristas” participaron en la violencia.
Sin embargo, no se ha presentado evidencia para apoyar esta afirmación. En cambio, las afirmaciones de que los asaltantes podrían haber irrumpido en las morgues para robar los cuerpos de sus compañeros cómplices y “cubrir sus huellas” provocó la burla de los analistas.
A mediados de enero, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU exigió una investigación imparcial sobre las muertes de manifestantes durante las manifestaciones. Serik Shalabayev, un alto funcionario policial kazajo, dijo que 225 personas perdieron la vida en los disturbios, y se cree que más de 4300 resultaron heridas.