El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, tiene previsto viajar hoy a Ucrania para demostrar el apoyo de Londres a Kiev en medio de crecientes tensiones con Rusia, adelantó su oficina.
Según el comunicado, Johnson se reunirá con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski un día después de que el gobierno británico prometió aportar unos 118 millones de dólares para apoyar la gobernanza y la independencia energética de esa nación de Europa del Este.
Los ucranianos tienen derecho a determinar cómo son gobernados, y como amigo y socio democrático, el Reino Unido continuará apoyando la soberanía de Ucrania frente a los que buscan destruirla, afirmó el gobernante conservador británico.
El diario The Telegraph reportó este martes que Johnson se someterá a una prueba de Covid-19 antes de emprender el viaje, porque la víspera estuvo en el Parlamento con su canciller, Liz Truss, quien luego dio positivo al coronavirus Sars-Cov-2.
Reino Unido, Estados Unidos y el resto de los miembros de la OTAN acusan al Kremlin de querer invadir Ucrania, cuyo gobierno solicitó la membresía de la alianza militar liderada por Washington.
Rusia mantiene más de 100 mil soldados en las inmediaciones de la frontera con Ucrania, pero niega tener planes de atacar, y asegura que sus tropas se mueven dentro de su propio territorio con fines puramente defensivos.
En medio de la escalada de tensiones con Moscú, Londres envió semanas atrás dos mil armas ligeras antitanques a Kiev, y personal militar para entrenar a los soldados ucranianos en su manejo.
También anunció el fin de semana pasado que ofrecerá a la OTAN hacer un gran despliegue de tropas, barcos y aviones británicos en Europa a partir de los próximos días.
La víspera, la canciller Truss anunció en el Parlamento que el gobierno tiene lista una nueva legislación para aumentar el régimen de sanciones contra empresarios y “oligarcas” rusos, en caso de que el Kremlin inicie la presunta invasión.
Johnson tenía previsto hablar por teléfono ayer con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, pero la conversación fue cancelada porque el primer ministro debió comparecer de urgencia ante el Parlamento tras la publicación de un informe interno sobre las fiestas celebradas en su residencia oficial durante la cuarentena por la Covid-19.