La medida de represalia se produce días después del segundo aniversario del asesinato del destacado general iraní, Qassem Soleimani, en un ataque con aviones no tripulados estadounidenses. También se produce en medio de conversaciones hasta ahora infructuosas entre Estados Unidos e Irán sobre la restauración del acuerdo nuclear de 2015.
Irán ha impuesto sanciones a decenas de estadounidenses, incluido el presidente del Estado Mayor Conjunto de EE. UU. Mark Milley, el jefe del Comando Central de EE. UU. (CENTCOM) Kenneth F. McKenzie Jr. y el exasesor de Seguridad Nacional Robert C. O’Brien. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán explicó que un total de 51 ciudadanos estadounidenses, involucrados en el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, fueron objeto de las sanciones.
“Los sujetos de la lista de sanciones participaron en la toma de decisiones, planificación, organización, financiamiento, apoyo, así como en el liderazgo o implementación del acto terrorista [operación contra Soleimani]”, dijo el ministerio.
Irán ha prometido en repetidas ocasiones vengar la muerte de Soleimani y responsabilizar a todas las personas responsables de su asesinato. Teherán insiste en que el ataque contra su general, el líder de la rama extranjera del IRGC, llamada Quds Force, fue un acto de terrorismo de estado.
Soleimani murió durante una visita a Irak, donde llegó como parte de una misión diplomática secreta. Su automóvil fue golpeado por drones estadounidenses bajo las órdenes del presidente Donald Trump, quien afirmó que el líder de la Fuerza Quds estaba planeando ataques contra los intereses estadounidenses en la región.
Teherán tomó represalias varios días después disparando una andanada de misiles contra dos bases militares iraquíes que albergaban a tropas estadounidenses. Ningún militar estadounidense murió en el ataque, pero numerosos soldados resultaron heridos.