El exjefe de inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el mayor general Tamir Hayman, admitió el papel del país en el asesinato del comandante iraní Qassem Soleimani, y describió el asesinato como «significativo e importante».
En una entrevista con el Centro de Conmemoración y Herencia de Inteligencia de Israel, Hayman, quien renunció en octubre, reveló la participación de Israel en el ataque con aviones no tripulados de Estados Unidos que derribó al oficial militar iraní.
El asesinato de Soleimani, quien se desempeñó como comandante de la Fuerza Quds en el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, fue descrito como uno de «dos asesinatos significativos e importantes» por parte del oficial israelí. El otro era Baha Abu al-Ata, un militante islámico que murió en un ataque con misiles en Gaza.
«El asesinato de Soleimani es un logro, ya que nuestro principal enemigo, en mi opinión, son los iraníes», dijo Hayman, destacando el trabajo del país para interrumpir las actividades de sus rivales en la región.
Soleimani murió en un ataque con drones el 3 de enero de 2020 en Bagdad, Irak, luego de que el entonces presidente Donald Trump ordenara el asesinato selectivo. En ese momento, los medios estadounidenses informaron que la inteligencia israelí había trabajado con funcionarios estadounidenses para localizar al funcionario iraní.
La revelación del exjefe de inteligencia de las FDI se produce días después de que se informaran los comentarios del ex presidente Trump sobre el asesinato. Según los informes, en una entrevista para un próximo libro, Trump dijo que el entonces primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estaba «dispuesto a luchar contra Irán hasta el último soldado estadounidense».
El exlíder estadounidense expresó su decepción por el hecho de que Israel no hubiera jugado un papel más importante en el asesinato, solo brindando la inteligencia. Sin embargo, los comentarios de Trump parecen contradecir a los funcionarios israelíes entrevistados para el libro que, según los informes, afirmaron que Estados Unidos insistió en que sería él quien dirigiera el ataque, rechazando la asistencia militar de Tel Aviv.