El jueves, el Ministerio de Relaciones Exteriores del país afirmó que el bloque militar le había asegurado a Rusia que no se movería «ni una pulgada» más al este al final de la Guerra Fría. A pesar de ese compromiso, la OTAN ha seguido creciendo desde entonces, abarcando nuevos estados miembros cada vez más cercanos a las fronteras de Rusia, y Ucrania ha expresado repetidamente su interés en unirse en los últimos años.
El ministerio enfatizó que «la única opción para resolver la situación actual» sería que la OTAN descartara cualquier expansión adicional hacia las fronteras de Rusia, así como que detuviera su acumulación militar en curso a las puertas de Moscú.
El mes pasado, la administración Biden advirtió a los funcionarios europeos que Rusia podría estar considerando una «invasión» del este de Ucrania, y el secretario de Estado Antony Blinken amenazó con «consecuencias graves» en caso de cualquier «agresión» allí.
Moscú ha rechazado esas predicciones por infundadas, pero ha expresado cierta preocupación por un posible conflicto interno que estalla en el Donbass de Ucrania, devastado por la guerra. Rusia ha acusado a Occidente de «alentar» a Ucrania a iniciar un conflicto armado acercando el equipo militar de la OTAN a la frontera.
El ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, también afirmó que las fuerzas ucranianas han estado utilizando cohetes fabricados en Estados Unidos mientras luchan contra los separatistas en el este del país, argumentando que la supuesta ayuda estadounidense aumenta las posibilidades de una guerra civil en toda regla.