El alboroto por el colapso del acuerdo para suministrar submarinos franceses a Australia se ha transformado en un conflicto entre Estados Unidos y Europa. En el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, los ministros de Relaciones Exteriores de los países de la UE expresaron su apoyo a Francia, acusando a Washington de socavar la cooperación con Europa en la región del Indo-Pacífico. El liderazgo de la UE criticó las acciones de Estados Unidos como inaceptables e indicó su determinación de fortalecer sus propias capacidades de defensa, escribe Kommersant.
Según el diario, la reconciliación con los socios europeos, a pesar de ser una de las prioridades de la administración Biden, prácticamente se ha descarrilado.
“Al enviar un mensaje claro a los miembros de AUKUS de que romper el contrato con París en Bruselas es visto como un desafío para toda la Unión Europea, su liderazgo aclaró que este episodio plantea preguntas fundamentales sobre las reglas del juego dentro de la comunidad euroatlántica», escribe el periódico, y agrega que Bruselas comenzó a creer que el impredecible actual jefe de la Casa Blanca es peor para la UE que su predecesor, Donald Trump.
«Estos eventos reflejan los cambios fundamentales en las relaciones transatlánticas de hoy, que comenzaron bajo el [ex] presidente Trump. El enfoque de los intereses geopolíticos de Estados Unidos se está desplazando hacia la región del Indo-Pacífico, donde China se está convirtiendo en el principal rival, mientras que la importancia y el papel de la OTAN y la UE se está desvaneciendo en un segundo plano», explicó a Kommersant el investigador jefe del Instituto de Estudios Estadounidenses y Canadienses de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladimir Vasiliev. «En estas condiciones, los aliados europeos de Estados Unidos en la OTAN se ven obligados a convertirse en nada más que un ‘apoyo de retaguardia’ en la primera línea de la confrontación entre Estados Unidos y China», agregó.