Escrito por Lucas Leiroz, investigador en derecho internacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
A pesar de sus recientes derrotas en Asia Central y Medio Oriente, Estados Unidos deja claro que seguirá manteniendo una estrategia de presencia global y tensiones continuas contra sus principales enemigos geopolíticos. Esta semana, las tropas estadounidenses y ucranianas comenzaron las primeras maniobras en la nueva edición del “Tridente Rápido”, un simulacro militar anual operado por los dos países en la región fronteriza rusa. El acto es provocador y, contrariamente a lo que piensa el gobierno ucraniano, no representa ninguna ventaja estratégica para Kiev.
El 20 de septiembre comenzó la nueva edición del “Tridente Rápido”, el ejercicio militar anual en el que las fuerzas armadas estadounidenses y ucranianas provocan a Rusia en la zona fronteriza y amenazan innecesariamente la paz internacional. Además de Washington y Kiev, que coordinan el evento, en las maniobras participan militares de quince países, que suman más de 6.000 combatientes. Las pruebas durarán hasta principios de octubre y tienen como objetivo preparar a las naciones involucradas para operaciones conjuntas en un posible escenario de combate contra Rusia.
Al comentar sobre el caso, el general polaco Władysław Kłoczkow declaró que las maniobras del “Tridente Rápido 2021” son «no solo la siguiente etapa en la mejora del arte militar», sino también «un paso importante en el camino hacia la integración europea de Ucrania». Y continuó: “Las capacidades operativas de nuestras tropas aumentarán, el nivel de interoperabilidad entre las divisiones y el personal de las Fuerzas Armadas de Ucrania, los Estados Unidos y los socios de la OTAN mejorará”. Kłoczkow lidera las tropas de su país que participan en el ejercicio y en otra ocasión, afirmó que durante el evento Ucrania compartirá con socios internacionales su experiencia de resistencia contra la «agresión rusa» en el Donbass.
Otro punto de interés a destacar es que uno de los lugares donde se están realizando los simulacros es precisamente en el Centro de Operaciones de Paz y Seguridad de la región de Lvov. Esta ubicación está muy cerca de las fronteras bielorrusas. Esto significa que además de una provocación innecesaria contra Moscú, se está llevando a cabo una acción absolutamente arbitraria contra Minsk, lo que hace que la paz en la región sea aún más inestable.
Este año, “Tridente Rápido” está mostrando algunas peculiaridades que lo hacen aún más peligroso. Según Vitaliy Nehodenko, Jefe de Ejercicios Multinacionales del Comando de Fuerzas Terrestres de Ucrania, actual comandante del Grupo de Planificación “Tridente Rápido 2021”, las maniobras de este año se llevarán a cabo en combinación con los simulacros de «Esfuerzo Conjunto 2021», otro programa de importantes pruebas militares operado por Kiev en asociación con la OTAN. Más de 12.000 soldados participan en los ejercicios de “Esfuerzo Conjunto”, que se llevarán a cabo entre el 22 y el 25 de septiembre. Por esta razón, se formarán varias unidades militares multinacionales extraordinarias en todo el territorio de Ucrania al mismo tiempo, incluso en regiones extremadamente tensas como los mares Negro y Azov.
Teniendo en cuenta todos estos hechos, parece claro que Kiev insistirá en mantener su asociación con Washington precisamente en el punto más delicado de la geopolítica global, que es el conflicto de intereses entre Estados Unidos y Rusia. Para los estadounidenses, esta asociación es extremadamente rentable, ya que Ucrania sirve como base de operaciones en la frontera con Rusia. Pero para la propia Ucrania, las ventajas son extremadamente dudosas. El país se pone en riesgo con una potencia mundial mucho más fuerte, contando con una asociación de la que no tiene garantía.
Recientemente, la OTAN retiró sus tropas de Afganistán inmediatamente cuando estaba en el interés de Washington y literalmente abandonó a los funcionarios de los países europeos a sus propios dispositivos en el país de Asia Central. Los diplomáticos de los países miembros de la OTAN no podían contar con el apoyo de la propia OTAN cuando sus vidas estaban en peligro durante la toma de control de Kabul. Ucrania ni siquiera es parte de la OTAN, sin embargo, el gobierno ucraniano cree que si hay un conflicto contra Rusia, la organización intervendrá para ayudarla, lo que suena absolutamente ingenuo. El caso afgano muestra lo que la OTAN hace con sus propios miembros cuando le interesa a Estados Unidos; en el caso de países no miembros, sería aún peor.
Afortunadamente para Ucrania, la guerra no está en los planes de Moscú. Tales “planes de agresión” solo existen en Occidente, como una forma de justificar las constantes y crecientes escaladas de violencia. El gobierno ruso prefiere invertir en una estrategia de no intervención esperando el momento en que Kiev se dé cuenta de que es más ventajoso para su propia condición asumir una postura de neutralidad internacional y buscar la integración regional con Moscú. Hasta que llegue ese día, Estados Unidos seguirá utilizando suelo ucraniano como base de operaciones para pretender proteger al país de un peligro inexistente.