Las conversaciones entre los presidentes Vladimir Putin de Rusia y Bashar al-Assad de Siria, que tuvieron lugar en Moscú, fueron una sorpresa para los observadores. La reunión no se había anunciado, y la visita anterior de Assad al Kremlin tuvo lugar en el 2015. Los dos jefes de estado se refirieron a la reconstrucción de Siria después de la guerra, así como a la cuestión de la presencia militar extranjera. Los expertos creen, sin embargo, que la razón principal de la reunión fue que las partes buscan aliviar la carga de las sanciones occidentales sobre Damasco, escribe Nezavisimaya Gazeta.
La necesidad de aliviar las restricciones occidentales surgió particularmente porque los actores regionales desean implementar un proyecto para entregar gas egipcio al Líbano. La idea es convertir a Siria en un país de tránsito. Sin embargo, el proyecto requiere una reducción significativa de las sanciones estadounidenses.
Según el experto del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, Anton Mardasov, era crucial que Assad visitara Moscú poco antes del viaje del enviado especial de la ONU para Siria Geir Pedersen a Estambul y las consultas entre las delegaciones de Rusia y Estados Unidos, que se llevarán a cabo en Ginebra en los próximos días.
«Por lo que tengo entendido, la negociación no se trata tanto de reanudar las conversaciones de Ginebra que el régimen (gobierno) sirio quiere paralizar e incluso trasladar a Damasco, sino de un compromiso sobre la flexibilización de las sanciones con el fin de impulsar el comercio con Jordania y discutir la idea de entregar gas desde Egipto y electricidad desde Jordania-un proyecto muy complicado, en mi opinión», señaló Mardasov, al comentar sobre los esfuerzos para intensificar las conversaciones sobre el tema de Siria.
Según el analista, todo esto es importante para llegar a algún acuerdo con la administración Biden, «para trazar límites de lo permitido».