El cambiante clima ártico contribuye a frecuentes perturbaciones de vórtices polares, favorables para el clima invernal extremo en el hemisferio norte, según un estudio de la revista Science.
Esta conclusión fue realizada por científicos de la Universidad de Massachusetts en Lowell (EE.UU.) y la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel). En su trabajo, vincularon el rápido calentamiento en el Ártico con el aumento de las temperaturas invernales en las latitudes medias del norte durante las últimas cuatro décadas debido a la interrupción del sistema de circulación atmosférica.
En los últimos años, los vórtices polares han cambiado la forma de una celda circular a una estirada.
Se forma una onda de alta presión entre el norte de Europa y los Urales, mientras que un área de baja presión se establece sobre el este de Asia. Esto sucede en otoño, cuando el área de hielo polar en las cuencas de los mares de Barents y Kara es mínima.
En este momento, comienzan las fuertes nevadas en Siberia. La energía de la onda euroasiática se refleja en el vórtice polar y es absorbida por una onda similar de América del Norte con alta presión sobre Alaska y el Océano Pacífico Norte, así como baja presión sobre el este de América del Norte.
Durante el invierno, aumenta la energía de las dos ondas de presión de la confluencia y aumenta la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos.
Durante los últimos 30 años, el Ártico ha experimentado el cambio climático más severo de cualquier región de la Tierra, y este proceso podría tener consecuencias negativas para el clima del planeta.
Anteriormente, el 20 de agosto, se informó que estaba lloviendo en las montañas de Groenlandia. Debido al aire caliente, 7 mil millones de toneladas de agua cayeron sobre la capa de hielo. Ted Scambos, investigador principal del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de la Universidad de Colorado, dijo que esto es evidencia de que Groenlandia se está calentando rápidamente.