Si bien la caída de Kabul ante los talibanes cuando las tropas estadounidenses se retiraron apresuradamente puede haber empañado la reputación de Washington y reducido sus ambiciones, Rusia no se alegra por los eventos, dijo el ministro de Relaciones Exteriores del país.
Como parte de un evento de campaña antes de las elecciones parlamentarias del próximo mes, Sergey Lavrov advirtió que la inestabilidad regional está lejos de ser un motivo de celebración. «La gente ha escrito que nos regodeamos con los acontecimientos en Afganistán», dijo el máximo diplomático. «Pero no ha habido tal sentimiento».
«Estamos muy preocupados por algunos de nuestros aliados y vecinos más cercanos, que limitan con Afganistán y la Federación de Rusia y tienen acuerdos de viaje sin visa». Según él, Rusia también está preocupada por la situación humanitaria en la nación de Asia Central, dada la historia entre Afganistán y la Unión Soviética.
Moscú ha dicho en repetidas ocasiones que trabajará con las naciones cercanas, incluidas Tayikistán y Uzbekistán, para asegurar la frontera contra posibles incursiones de militantes islamistas, y ha realizado simulacros en la zona fronteriza con socios locales. Al mismo tiempo, a pesar de que los talibanes están prohibidos como organización terrorista en Rusia, el país ha acogido a delegaciones del grupo en un esfuerzo por avanzar en las conversaciones de paz.
El presidente Vladimir Putin advirtió a principios de este mes que la retirada caótica de las tropas estadounidenses podría dar lugar a nuevas amenazas terroristas. Según él, los combatientes «disfrazados de refugiados» pronto podrían aparecer en las naciones vecinas.
La semana pasada, en una llamada con su homólogo chino, Putin y Xi Jinping acordaron trabajar juntos para mantener la estabilidad en la región. Durante las conversaciones, según los informes, ambas partes «expresaron su disposición a intensificar los esfuerzos para combatir las amenazas del terrorismo y el tráfico de drogas que emanan del territorio».