La canciller alemana Angela Merkel ha visitado Moscú y después Kiev y tanto aquí como allí sacó, entre otros muchos, el tema de la guerra en el Donbass. Y es preciso prestar atención a algunas declaraciones sobre la situación en la línea de contacto, los actos de las autoridades ucranianas y la actitud de la canciller hacia la RPD/RPL. Merkel abandonará su puesto de canciller y tras las elecciones legislativas habrá en Alemania nuevas autoridades en el Gobierno. ¿Hay que prestar especial atención a sus palabras? Hay que hacerlo, aunque solo sea porque esas palabras no son solo la opinión de la canciller, sino que reflejan la opinión de una parte considerable de la élite alemana y europea.
En Moscú, Merkel afirmó que los soldados ucranianos están muriendo en la línea de contacto. Eso hace surgir la cuestión de por qué no habla también de las muertes de civiles y milicianos de la RPD/RPL. Más allá del sarcasmo, parece que quienes no son ucranianos en la línea de contacto no son considerados personas por la canciller. En el siglo XIX, durante las guerras coloniales en África, los oficiales británicos y franceses a menudo tampoco informaban de las bajas locales sino solo de las bajas blancas.
Vladimir Putin mencionó en varias ocasiones en la rueda de prensa que Ucrania está aprobando leyes que contradicen los acuerdos de Minsk, pero la canciller no reaccionó a ello, al menos públicamente. Merkel también afirmó que deben implementarse los objetivos planteados durante la cumbre de presidentes del Formato de Normandía de París de 2019. Me pregunto cuáles: el alto el fuego completo nunca se produjo, no se ha realizado ningún intercambio de prisioneros desde finales de 2019 y Ucrania no ha introducido la “fórmula Steinmeier” en su legislación. Por cierto, ni Merkel ni Zelensky dijeron una palabra sobre esa “fórmula”, aunque es la base de la implementación de Minsk-2.
En el 2019, se acordó la celebración de una nueva cumbre del Formato Normandía en cuatro meses, que tampoco se produjo. Da la impresión de que la canciller habló de implementar los acuerdos de París “por decir algo”. Pero es una política demasiado experimentada para eso.
Frau Merkel dijo en Kiev lo contrario que en Moscú. Por ejemplo, durante la rueda de prensa con el presidente ruso, afirmó: “Sobre los acuerdos de Minsk, no hemos conseguido los objetivos que queríamos conseguir. Pero este es el formato que tenemos, incluyendo el Grupo de Contacto, las negociaciones con los separatistas de Donetsk y Lugansk”. Ya en Kiev, dijo: “Los problemas con la implementación de los acuerdos de Minsk son estructurales, porque Rusia es parte del conflicto. Así que es correcto que Ucrania se niegue a negociar directamente con los separatistas”.
Es decir, en Rusia, la canciller reconoce la importancia de las negociaciones con los representantes de la RPD/RPL (a los que se refiere como los separatistas) en el marco del Grupo de Contacto. Y en Ucrania, ve que las negociaciones con los representantes de Donbass no deben producirse, ya que Rusia es parte del conflicto. Surgen varias preguntas. ¿Por qué negociar con Donbass en el Grupo de Contacto si, en su opinión, todo lo decide Rusia? ¿Y por qué no calificó a Rusia como parte del conflicto en Moscú?
Las declaraciones de la canciller sobre la implementación de los acuerdos de París y la cambiante postura sobre el papel de la RPD/RPL y Rusia en el conflicto manifiesta la profunda crisis del proceso de Minsk. Ucrania no va a cumplir los acuerdos de Minsk, porque los políticos de Maidan aún tienen la esperanza de que el Donbass (como Crimea) caiga en sus manos sin tener que cumplir con ninguna condición. Occidente no va a obligar a Kiev a cumplir. Es importante para las élites de la Unión Europea y de Estados Unidos preservar el país como colonia y utilizarlo contra Rusia.
Las esperanzas que había en el aire en 2015 de que Alemania presionaría al régimen de Maidan no se han cumplido, aunque eran ingenuas desde el principio. El papel de Berlín en los hechos de 2013-2014 es enorme. Quien tocaba el primer violín era Estados Unidos, pero el golpe de Estado en el país fue llevado a cabo por toda la orquesta. No demos olvidar que los garantes del acuerdo de resolución de la crisis política en Ucrania en febrero de 2014 no fueron estadounidenses sino europeos. Entre ellos estaba el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier. Después del acuerdo, el entonces presidente Yanukovich retiró a las fuerzas del Ministerio del Interior de las calles de Kiev, lo que permitió a los amotinados dar el golpe.
Cuando las Fuerzas Armadas de Ucrania tomaron ciudad tras ciudad en el Donbass en el 2014, los europeos alegaron que el Estado tiene el monopolio de la violencia, por lo que Ucrania tenía derecho a defender su integridad territorial. Y solo después de las derrotas de las tropas ucranianas, cuando quedó claro que las autoridades de Kiev no iban a mantener Mariupol [en septiembre de 2014, cuando el avance de la RPD era constante-Ed] por medios militares, los alemanes y franceses comenzaron a hablar de la necesidad de negociar y argumentaron que no había solución militar al conflicto en el Donbass.
Como pueden ver, desde el principio, la opinión de los europeos ha dependido de la situación. Los acuerdos de Minsk se crearon por el miedo a una derrota militar de los políticos de Maidan y sus patrones occidentales. Las contradicciones e inconsistencias de las declaraciones de la canciller en retirada sobre el Donbass son la prueba de que los acuerdos de Minsk no van a implementarse. Al menos en la situación política actual. Y puede que nunca.