El presidente serbio, Aleksandar Vucic, no ve ningún sentido en las negociaciones con el primer ministro del no reconocido Kosovo, Albin Kurti. No obstante, Belgrado continuará su diálogo con Pristina, dijo el sábado el líder serbio a los periodistas.
«Serbia siempre participará en el diálogo, y yo personalmente siempre vendré cuando me llamen [para las negociaciones], pero no veo el sentido de ninguna conversación con [Albin] Kurti. Esta es la persona que dijo que cometimos tres genocidios sobre ellos [albaneses], ¿de qué podemos hablar más con él? Él busca hablar solo del pasado, nunca habla del futuro, pero tampoco comprende el pasado correctamente», dijo Vucic.
Al mismo tiempo, el líder serbio enfatizó que Belgrado continuará el diálogo con Pristina: “La cuestión es que Serbia debe participar en el diálogo, porque es bueno para nuestra gente en Kosovo y Metohija, porque así es como aumentamos su seguridad. En todo lo demás, tendríamos que reducir la tensión entre serbios y albaneses, ya que serán los pueblos más numerosos en los Balcanes Occidentales durante los próximos 100 años. Esto nos interesa, pero si tendrá éxito es otra cuestión».
Anteriormente, tras los resultados de la primera ronda de contactos entre Belgrado y Pristina en Bruselas, llevado a cabo a mediados de julio, Vucic informó que Kosovo se ha negado a cumplir con sus obligaciones en virtud de los acuerdos de Bruselas del 19 de abril del 2013 y a crear la Comunidad de Municipios Serbios, un organismo autónomo de serbios que viven en la república no reconocida. En repetidas ocasiones ha declarado que su país ha cumplido con su parte de los acuerdos, mientras que los kosovares apenas han comenzado a desarrollar una carta para la comunidad, y luego suspendieron este proceso.
La provincia autónoma serbia de Kosovo y Metohija declararon su independencia unilateralmente en febrero de 2008 y recientemente ha intentado activamente unirse a organizaciones internacionales, incluidas la UNESCO e Interpol. Más de 60 países, incluidos Rusia, India y China, así como cinco estados miembros de la Unión Europea, se oponen al reconocimiento de Kosovo.