La evaluación errónea de la economía rusa por parte del presidente estadounidense Joe Biden podría llevar a Estados Unidos a una trampa en la que Barack Obama ya ha caído, escribe el columnista de Bloomberg Leonid Bershidsky.
Así, según el Fondo Monetario Internacional, Rusia ocupa el puesto 11 en el mundo en términos de PIB nominal en dólares, y teniendo en cuenta la paridad del poder adquisitivo, el sexto lugar, solo ligeramente por detrás de Alemania, recuerda el autor del artículo. Y dado que Rusia es la novena más grande del mundo en términos de población, esto es ciertamente algo bueno.
“En otras palabras, Putin no tiene ‘problemas reales’ con la economía rusa, sin contar el desequilibrio, la corrupción y el frágil crecimiento. Entonces, si Biden realmente dijo lo que piensa, entonces simplemente no lo sabe o saca conclusiones simplificadas a partir de información incorrecta. Y esto está plagado de consecuencias desagradables”, escribe Bershidsky.
Y qué tipo de señal está transmitiendo Biden a los estadounidenses es solo la mitad del problema, porque al repetir esta melodía, los propios líderes estadounidenses se están metiendo en problemas, ya que Vladimir Putin odia y adora simultáneamente ser subestimado. Así, tal actitud hacia la Federación de Rusia por parte de Obama llevó a la intervención de Rusia en Siria, que frustró los planes de Estados Unidos en Medio Oriente y demostró que Rusia es capaz de demostrar poder militar mucho más allá de su entorno inmediato, recuerda Bershidsky.
“El respeto por el enemigo, incluso por alguien como Putin, que es ajeno a la noción misma de juego limpio, es como un arma más poderosa que la negligencia”, concluye Bershidsky.